jueves, diciembre 15, 2011

Ignacio Ramonet, sobre lo que está pasando

Foto: I.N., Árbol en la calle Mandri, 2011

Le Monde Diplomatique, dic. 2011
Está claro que no existe, en el seno de la Unión Europea (UE), ninguna voluntad política de plantarle cara a los mercados y resolver la crisis. Hasta ahora se había atribuido la lamentable actuación de los dirigentes europeos a su desmesurada incompetencia. Pero esta explicación (justa) no basta, sobre todo después de los recientes “golpes de Estado financieros” que han puesto fin, en Grecia y en Italia, a cierta concepción de la democracia. Es obvio que no se trata sólo de mediocridad y de incompetencia, sino de complicidad activa con los mercados.
¿A qué llamamos “mercados”? A ese conjunto de bancos de inversión, compañías de seguros, fondos de pensión y fondos especulativos (hedge funds) que compran y venden esencialmente cuatro tipos de activos: divisas, acciones, bonos de los Estados y productos derivados.
Para tener una idea de su colosal fuerza basta comparar dos cifras: cada año, la economía real (empresas de bienes y de servicios) crea, en todo el mundo, una riqueza (PIB) estimada en unos 45 billones (1) de euros. Mientras que, en el mismo tiempo, a escala planetaria, en la esfera financiera, los “mercados” mueven capitales por un valor de 3.450 billones de euros. O sea, setenta y cinco veces lo que produce la economía real...
Consecuencia: ninguna economía nacional, por poderosa que sea (Italia es la octava economía mundial), puede resistir los asaltos de los mercados cuando éstos deciden atacarla de forma coordinada, como lo están haciendo desde hace más de un año contra los países europeos despectivamente calificados de PIIGS (cerdos, en inglés): Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España.
Lo peor es que, contrariamente a lo que podría pensarse, esos “mercados” no son únicamente fuerzas exóticas venidas de algún horizonte lejano a agredir nuestras gentiles economías locales. No. En su mayoría, los “atacantes” son nuestros propios bancos europeos (esos mismos que, con nuestro dinero, los Estados de la UE salvaron en 2008). Para decirlo de otra manera, no son sólo fondos estadounidenses, chinos, japoneses o árabes los que están atacando masivamente a algunos países de la zona euro.
Se trata, esencialmente, de una agresión desde dentro, venida del interior. Dirigida por los propios bancos europeos, las compañías europeas de seguros, los fondos especulativos europeos, los fondos europeos de pensiones, los establecimientos financieros europeos que administran los ahorros de los europeos. Ellos son quienes poseen la parte principal de la deuda soberana europea (2). Y quienes, para defender –en teoría– los intereses de sus clientes, especulan y hacen aumentar los tipos de interés que pagan los Estados por endeudarse, hasta llevar a varios de éstos (Irlanda, Portugal, Grecia) al borde de la quiebra. Con el consiguiente castigo para los ciudadanos que deben soportar las medidas de austeridad y los brutales ajustes decididos por los gobiernos europeos para calmar a los “mercados” buitres, o sea a sus propios bancos...
Estos establecimientos, por lo demás, consiguen fácilmente dinero del Banco Central Europeo al 1,25% de interés, y se lo prestan a países como, por ejemplo, España o Italia, al 6,5%... De ahí la importancia desmesurada y escandalosa de las tres grandes agencias de calificación (Fitch Ratings, Moody’s y Standard & Poor’s) pues de la nota de confianza que atribuyen a un país (3) depende el tipo de interés que pagará éste por obtener un crédito de los mercados. Cuanto más baja la nota, más alto el tipo de interés.
Estas agencias no sólo suelen equivocarse, en particular en su opinión sobre las subprimes que dieron origen a la crisis actual, sino que, en un contexto como el de hoy, representan un papel execrable y perverso. Como es obvio que todo plan de austeridad, de recortes y ajustes en el seno de la zona euro se traducirá en una caída del índice de crecimiento, las agencias de calificación se basan en ello para degradar la nota del país. Consecuencia: éste deberá dedicar más dinero al pago de su deuda. Dinero que tendrá que obtener recortando aún más sus presupuestos. Con lo cual la actividad económica se reducirá inevitablemente así como las perspectivas de crecimiento. Y entonces, de nuevo, las agencias degradarán su nota...
Este infernal ciclo de “economía de guerra” explica por qué la situación de Grecia se ha ido degradando tan drásticamente a medida que su gobierno multiplicaba los recortes e imponía una férrea austeridad. De nada ha servido el sacrificio de los ciudadanos. La deuda de Grecia ha bajado al nivel de los bonos basura.
De ese modo los mercados han obtenido lo que querían: que sus propios representantes accedan directamente al poder sin tener que someterse a elecciones. Tanto Lucas Papademos, primer ministro de Grecia, como Mario Monti, Presidente del Consejo de Italia, son banqueros. Los dos, de una manera u otra, han trabajado para el banco estadounidense Goldman Sachs, especializado en colocar hombres suyos en los puestos de poder (4). Ambos son asimismo miembros de la Comisión Trilateral.
Estos tecnócratas deberán imponer, cueste lo que cueste socialmente, en el marco de una “democracia limitada”, las medidas (más privatizaciones, más recortes, más sacrificios) que los mercados exigen. Y que algunos dirigentes políticos no se han atrevido a tomar por temor a la impopularidad que ello supone.
La Unión Europea es el último territorio en el mundo en el que la brutalidad del capitalismo es ponderada por políticas de protección social. Eso que llamamos Estado de bienestar. Los mercados ya no lo toleran y lo quieren demoler. Esa es la misión estratégica de los tecnócratas que acceden a las riendas del gobierno merced a una nueva forma de toma de poder: el golpe de Estado financiero. Presentado además como compatible con la democracia...
Es poco probable que los tecnócratas de esta “era post-política” consigan resolver la crisis (si su solución fuese técnica, ya se habría resuelto). ¿Qué pasará cuando los ciudadanos europeos constaten que sus sacrificios son vanos y que la recesión se prolonga? ¿Qué niveles de violencia alcanzará la protesta? ¿Cómo se mantendrá el orden en la economía, en las mentes y en las calles? ¿Se establecerá una triple alianza entre el poder económico, el poder mediático y el poder militar? ¿Se convertirán las democracias europeas en “democracias autoritarias”?
Notas
(1) Un billón = un millón de millones.

(2) En España, por ejemplo, el 45% de la deuda soberana lo poseen los propios bancos españoles, y los dos tercios del 55% restante, los detentan establecimientos financieros del resto de la Unión Europea. Lo cual significa que el 77% de la deuda española ha sido adquirida por europeos, y que sólo el 23% restante se halla en manos de establecimientos extranjeros a la UE.
(3) La nota más elevada es AAA, que, a finales de noviembre pasado, sólo poseían en el mundo algunos países: Alemania, Australia, Austria, Canadá, Dinamarca, Francia, Finlandia, Países Bajos, Reino Unido, Suecia y Suiza. La nota de Estados Unidos ha sido degradada, en agosto pasado, a AA+. La de España es actualmente AA-, idéntica a la de Japón y China.
(4) En Estados Unidos, Goldman Sachs ya consiguió colocar, por ejemplo, a Robert Rubin como Secretario del Tesoro del Presidente Clinton, y a Henry Paulson en esa misma función en el gabinete de George W. Bush. El nuevo presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, fue también vicepresidente de Goldman Sachs para Europa de 2002 a 2005.

miércoles, diciembre 14, 2011

En El Periódico de hoy



Han publicado mi foto junto con la nota que les envié. No encuentro el link en digital y en el escaneado no se ve nada. La han resumido aún más; la copio aquí, traducida por ellos:

Així cuida l'Ajuntament de Barcelona el ginjoler del carrer d'Arimon (districte de Sarrià-Sant Gervasi), un arbre catalogat com a bicentenari per informes d'experts, un exemplar molt valuós que a qualsevol altra ciutat d'Europa tindria dret a 300 metres quadrats nets. Aquí, no només aboquen ciment sobre les seves arrels, sinó que una grua li talla les branques.
Isabel Núñez, Barcelona

sábado, diciembre 10, 2011

El ginjoler, a EL PUNT DIARI




El ginjoler que té més de 200 anys, al fons, en l'espai que ara per ara està en obres Foto: JOSEP LOSADA.
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Notícies de ...






















Mobilització veïnal per preservar un exemplar considerat únic a l'Estat que afirmen que és malmès per unes obres de l'Ajuntament de Barcelona

Asseguren que s'hi aboca ciment i guix i que la grua està fent malbé les branques

08/12/11 02:00 - BARCELONA - CLARA RIBAS

Els veïns del carrer Arimon, al districte de Sarrià-Sant Gervasi, tornen a estar en peu de guerra per defensar un exemplar de ginjoler bicentenari que, segons asseguren, és malmès per unes obres municipals. Els veïns ja van batallar quatre anys per preservar el que és possiblement l'exemplar més important de ginjoler d'Europa, enmig de la ciutat de Barcelona, que ha crescut al llarg de més de dos-cents anys i que, gràcies a la lluita veïnal, ha estat catalogat per l'Ajuntament. Els veïns van entregar, ja al consistori anterior, 1.400 signatures perquè els 300 m² del solar es dediquessin a una petita plaça o un parc, amb l'objectiu que les arrels de l'arbre no es fessin malbé i poguessin continuar creixent almenys cent anys més, segons han previst els experts que poden créixer aquests exemplars.
Les peticions veïnals no van ser escoltades i ara l'Ajuntament està construint al davant de l'arbre la futura seu d'una oficina d'atenció ciutadana. Segons Isabel Núñez, veïna del carrer Arimon, tot i que els responsables de les obres s'havien compromès a no fer fonaments al solar on hi ha l'arbre, en els darrers dies els obrers hi han deixat caure ciment i guix. D'altra banda, assegura que la grua que utilitzen ha malmès ja algunes de les branques del ginjoler. Segons han augurat els experts contractats pels veïns, aquestes actuacions podrien matar l'arbre en un termini d'un a set anys. “Quan ens vam queixar ho van netejar una miqueta i van marxar. Ara fa dies que s'hi actua i ningú no supervisa que no hi hagi més danys del compte”, hi afegeix Núñez.

jueves, diciembre 08, 2011

Otro artículo de Vicenç Navarro sobre el BCE


Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario PÚBLICO, 8 de diciembre de 2011
Este artículo señala que el mal llamado problema de la deuda pública con los intereses exagerados que los países tienen que pagar para cubrir su deuda tiene poco que ver con la confianza de los mercados y mucho que ver con la manera como se diseñó el Banco Central Europeo, impidiendo que los Estados se protegieran frente a la especulación de los mercados financieros. El artículo señala que este diseño se hizo para potenciar los intereses del capital financiero, utilizando el Banco Central Europeo como mecanismo de reducción de los salarios y privatización del Estado del Bienestar.
¿Para qué sirve un banco central? Una de las actividades que un Banco Central realiza en un país es imprimir dinero, y con él comprar la deuda pública de su Estado, y con ello bajar los intereses que tenga que pagar su Estado para poder vender sus bonos públicos.  De esta manera, cuando los mercados financieros quieren especular sobre el precio de tales bonos públicos (promoviendo en los medios de información –ayudados por las agencias de calificación de riesgos, como Standard & the Poors- que los Estados no podrán pagar los intereses de tales bonos, forzándoles a pagar unos intereses muy altos para poder vender sus bonos -lo que se llama la prima de riesgo), entonces el banco central hace funcionar sus imprentas y produce moneda con la cual comprar su deuda pública, defendiéndola frente a la especulación. Esto es lo que hace un banco central digno de su nombre. Ni que decir tiene que hay también riesgos en imprimir mucho dinero, porque cuando hay mucha moneda puede incrementarse la inflación. Pero la inflación en la Eurozona no es un problema. Antes al contrario, es demasiado baja, dificultando el crecimiento económico, que es el mayor problema de tal comunidad monetaria.
El problema con la deuda pública de los países de la Eurozona es que sus bancos centrales no pueden imprimir dinero ni tampoco pueden comprar su deuda pública. Los Estados están totalmente desprotegidos De ahí que todos (desde Grecia hasta Alemania) tienen o tendrán problemas con su deuda pública. El único banco central que puede imprimir dinero es el Banco Central Europeo (BCE). Pero el problema con este BCE es que no actúa como un banco central, es decir, no compra los bonos públicos de los Estados miembros, ni tampoco presta dinero a los Estados. El famoso artículo 123 de su Reglamento lo dice muy claro. El BCE no podrá comprar deuda pública de los Estados. Éstos están totalmente desprotegidos. No pueden hacer nada frente a la especulación de los mercados financieros.
Los que sí, en cambio, pueden pedir prestado dinero al BCE, son los bancos privados, y lo pueden conseguir a unos intereses bajísimos, al 1,25%. En cambio, los Estados tienen que pedir prestado dinero a los bancos, pagando unos intereses elevadísimos, incluso del 7% como es el caso de Italia (en España es el 6,5%). Este arreglo es una bonanza para los bancos privados. Consiguen dinero fácilmente del BCE y con ello compran bonos públicos que les producen una rentabilidad del 6% o del 7% de lo que compran. El BCE actúa de esta manera, privilegiando a los bancos privados sobre los Estados, transformando el BCE en un lobby de la banca.
Como consecuencia de esta situación, los Estados se tienen que endeudarse más y más, debiendo mucho dinero a los bancos privados. Y ahí está la raíz del mal llamado problema de la deuda pública, que es incluso más acentuada en aquellos países, como Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia, que habiendo estado gobernados por las derechas por la mayoría del periodo post II Guerra Mundial, tienen Estados muy pobres (sus ingresos al Estado son muy bajos. España, por ejemplo, sólo representa un 34% del PIB, frente al 44% en el promedio de la UE-15, o el 52% en el caso de Suecia), resultado de unas políticas fiscales muy regresivas y un enorme fraude fiscal (En España se calcula que alcanza unos 65.000 millones de euros).
La deuda pública de estos Estados ha ido creciendo, no porque su gasto público haya ido creciendo (como los autores neoliberales erróneamente indican), sino porque han cambiado de banco. En lugar de conseguir dinero de su propio banco central, ahora tienen que pedir prestado dinero de los bancos privados. En realidad, si pudieran prestar dinero del BCE a unos intereses de 1,25% (como los bancos privados) no habría ningún problema con su deuda pública. (Ver Ellen Brown, “The European Central Bank withholds relief while Rome Burns”). Y ahí está la raíz del problema. Se ha diseñado un sistema en la Eurozona en que los Estados dependen de la banca privada para conseguir dinero. Y ésta es una realidad que el lector raramente leerá en la prensa financiera o económica.
Los bancos se forran a costa del endeudamiento de los Estados. Un círculo virtuoso para la banca. Pero la situación es incluso peor que la ya descrita, pues el BCE al romper con el espíritu del famoso artículo 123, comprando deuda pública a los Estados, tales como España e Italia, ha puesto como condición que los salarios y la protección social disminuyan, acentuando la necesidad de privatizar el Estado del Bienestar, tanto sus transferencias públicas como las pensiones, así como los servicios públicos como la sanidad. Estas condiciones están escritas en una carta, no conocida por el público,  que el gobernador del BCE, el Sr. Trichet, y el gobernador del Banco de España, el Sr. Fernández Ordóñez, le escribieron al Presidente Zapatero condicionando la compra de bonos públicos del Estado español a la toma de tales medidas por parte del Estado Español.
Un tanto semejante ha ocurrido con Italia. ¿Por qué hacen tal petición en su carta? En teoría, esta reducción de los salarios y de la protección social se exige para aumentar la competitividad de la economía española y salir así de la recesión. Este es el argumento neoliberal hoy en boga. Es fácil de demostrar que este argumento carece de credibilidad. Suecia es el país con salarios más elevados y con mayor protección social, y su tasa de crecimiento económico es de un 5,6%, uno de los más elevados de la Unión Europea. La explicación real es que, por una parte el descenso de los salarios aumenta el endeudamiento de la población (lo cual es bueno para la banca) y por otra, la privatización de las transferencias y de los servicios del Estado del Bienestar es la generalización de la deseada privatización de las pensiones públicas y la privatización de la sanidad, el sueño de la banca y de las compañías aseguradoras. Y lo están consiguiendo.

lunes, diciembre 05, 2011

Artículo de Vicenç Navarro sobre lo que está ocurriendo en Europa


Por qué lo que ocurre en la Eurozona es indignante



Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario digital NUEVA TRIBUNA, 29 de noviembre de 2011

Este artículo critica la teoría dominante en los círculos políticos y mediáticos más importantes de España que asumen que la crisis financiera es resultado de la falta de confianza de los mercados financieros hacia los Estados y su habilidad para pagar su deuda pública. El artículo señala que el problema no es ni el tamaño de la deuda pública ni la falta de confianza de los mercados sino la ausencia de defensa que los Estados tienen frente a la especulación de los mercados. El artículo concluye que en la manera como se construyó el euro estaba implícito el debilitamiento de la protección social en tal unidad monetaria.
Lo más indignante de la enorme crisis que está sufriendo la Eurozona es que todo lo que ocurre podría haberse evitado, y no se ha evitado porque el sistema financiero de tal área monetaria se diseñó para optimizar los intereses del poder financiero –y muy en especial de la banca- a costa del poder de la ciudadanía, cuyo único instrumento que podía protegerles, el Estado, fue debilitado para impedir que pudiera ayudar a la población. Si el lector cree que estoy equivocado, le aconsejo que lea los documentos que establecieron el Banco Central Europeo (BCE), que estudie la reglamentación de tal organismo y que mire los documentos producidos por tal institución.
Cuando el BCE se estableció, la banca alemana  puso una serie de condiciones para que el marco alemán fuera sustituido por el euro, condiciones que favorecieron sus intereses a costa de la población de los países miembros de la Eurozona. La mayoría de estas condiciones fueron aceptadas. Una de ellas era que el BCE, en contra de lo que hacen los bancos centrales, no podía ayudar a los Estados miembros de la Eurozona comprándoles su deuda pública. Esto es lo que hace cualquier banco central cuando la deuda pública de su país está sujeta a los ataques de los mercados financieros especulativos. El banco central imprime dinero y compra deuda pública de su Estado. Y con ello se fuerza que los intereses de la deuda bajen.
El BCE tiene prohibido hacer esto. Imprime dinero y se lo transfiere a los bancos para que sean ellos los que compren deuda pública. A éstos les interesa que los intereses de tal deuda pública sean elevados. Y mientras tanto, los Estados están totalmente desprotegidos, ya que no pueden defender su deuda pública frente a los ataques especulativos. Y así ha ido ocurriendo país tras país. No hay país que tenga su deuda pública a salvo. Ni siquiera Alemania, como estamos viendo estos días. La manera de construir el euro es equivalente a que en EEUU se hubiera establecido el dólar sin un Estado federal y sin un banco central. El dólar y la deuda pública de los Estados se hubieran colapsado. Y esto es lo que está ocurriendo en la Eurozona. Éste es el primer problema, que podía haberse evitado si el BCE hubiera actuado como un banco central que, en contra de lo que anuncia su nombre, no lo es.
El segundo problema es que cuando lo ha hecho, forzado por el posible colapso de la deuda pública (que habría afectado negativamente a los bancos privados que poseen la deuda pública del Estado, en dificultades), lo ha hecho en cantidades muy menores y a posteriori, no a priori. Es decir, no se ha comunicado a los mercados que el BCE ayudaría y apoyaría la deuda pública (tal como hace el banco central estadounidense, el Federal Reserve Board), sino que ha comprado la deuda pública de los países en dificultades (ahora España e Italia) después, y no antes, de que los intereses se disparasen, conllevando un coste elevadísimo al país. Es más, lo hace sin anunciarlo, y a posteriori.
Según las declaraciones de miembros del consejo directivo del BCE, esta organización se ha comprometido a comprar deuda pública, unos 20.000 millones de euros a la semana, una cantidad menor, en comparación con la cantidad que sería necesaria. El BCE, que es el que imprime moneda, podría comprar cantidades mucho mayores. El que no lo haga es debido a que su mayor objetivo es el objetivo de la banca: que no aumente la inflación, pues si existe mucha moneda circulando podría aumentar la inflación. Pero la inflación no es en este momento un problema mayor en la Eurozona. El mayor problema es el bajo crecimiento económico. Pero el BCE da prioridad al control de la inflación (que es lo que desea la banca) sobre el crecimiento económico (que es lo que necesita la población).
Pero la aplicación de tales medidas excepcionales del BCE (la compra silenciosa de la deuda pública en cantidades menores) no está resolviendo la situación. Y mientras, el posible colapso de la deuda pública de algunos países puede crear un colapso de la banca alemana y francesa (que tienen gran parte de los bonos públicos) e indirectamente de toda la banca europea internacional. Los bancos alemanes y franceses poseen nada menos que 265.000 millones de euros de deuda pública. De ahí que la deuda pública de tales países no puede colapsarse. Y de ahí también que sea un absurdo creerse que el gobierno alemán intente expulsar a Grecia del euro. Es lo último que desea.
Como consecuencia, el BCE se encuentra en un dilema. Su lealtad a la banca alemana le hace pensar que algo debe hacerse para impedir que Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia no puedan pagar a los bancos lo que les deben, que ha alcanzado niveles astronómicos. Pero por otra parte, no quiere cambiar su norma de que el BCE no puede ayudar sistemáticamente a los Estados y a su deuda pública. La solución a este dilema ya estaba proveída en su constitución. En su artículo 23 indica que el BCE puede prestar a instituciones internacionales (léase el Fondo Monetario Internacional, otro portavoz de la banca, FMI) lo que llama “ayuda” a los Estados de países terceros. Y esto es lo que está pensando hacer. El BCE prestará dinero al FMI para que éste “ayude” a los Estados a que paguen a los bancos, siempre y cuando estos Estados acepten condiciones leoninas, que consisten en un ataque frontal al mundo del trabajo y a la protección social (todo ello, en teoría, para aumentar la competitividad), aunque en la práctica su intento es desmantelar las transferencias públicas (como las pensiones) y los servicios públicos (como la sanidad) para privatizarlos, permitiendo la entrada del capital financiero en tales sectores. Lo que está ocurriendo en España, con la reducción del gasto social en sanidad, educación y pensiones (entre otros), es el intento de expandir el sector privado en pensiones y sanidad. En  estos dos últimos sectores, por ejemplo, las aseguradoras privadas, dependientes de la banca, está beneficiándose de los recortes realizados en estos ámbitos. Esta es la realidad ignorada en los medios de mayor difusión del país.

viernes, diciembre 02, 2011

Carta a los periódicos




Foto: I.N., El pobre azufaifo, hoy, 2011

Sr Director

Ésta es la forma en que el ayuntamiento entiende la protección del azufaifo de la calle Arimón, catalogado como árbol bicentenario gracias a los informes de expertos y la lucha de los vecinos, un ejemplar valioso e histórico que en cualquier ciudad de Europa habría sido preservado y habría tenido derecho a 300 metros cuadrados sin cemento. Aquí, no sólo construyen en su propio solar y cementan el terreno donde se extendían sus raíces, sino que el yeso y los distintos trabajos rodean e invaden el territorio del árbol, la grúa le corta las ramas, etc. 
Como recordaba el jardinero Joan Bordas, cultura viene de cultivo; éste es un país arboricida que recorta en cultura y en cultivo, y los ciudadanos, cada vez más contaminados y rodeados de cemento y parking.



Isabel Núñez