sábado, enero 14, 2012

Ayer y el azufaifo


Foto: I.N. Ésta era la casa del azufaifo, la que derruyeron y nos quitaron, donde el árbol vivía libre y lleno de flores y pájaros en una tierra aireada, antes de que el ayuntamiento decidiera destruirlo todo. 2007
Una funcionaria del ayuntamiento del distrito me había citado en la desdichada y talada Vil·la Florida (se me encoge el corazón al entrar en lo que fue un jardín frondoso y fresquísimo, con ochenta y siete árboles centenarios y un jardín romántico. Sólo pasar por aquella puerta cambiaba la temperatura y olía a espesura y a bosque y no se veían las calles de atrás. Ahora todo está pelado, socavado, y la reforma del edificio es horrorosa. Los okupas la cuidaban mucho mejor que el ayuntamiento y los gatos...) para explicarme algo del azufaifo. Si ustedes pasan junto al pobre azufaifo ahora encajonado y prisionero del cemento y el andamio y cercenado por la grúa, comprenderán que hay poco que explicar. Y como la batalla del azufaifo no era sólo mía, sino que miles de personas pidieron una plaza, algunas desde sus columnas en periódicos y otros medios, me llevé conmigo al abogado arbóreo y la traductora que fue mi colega en esta batalla (iba a venir el jardinero humanista, pero se lesionó justo antes de venir). Y allí estábamos los tres, dispuestos a escuchar el cuento de Blancanieves para luego contestarle con lo que sabemos y hemos visto, pero los funcionarios no querían dejar pasar a mis dos acompañantes, y al fin el abogado, conciliador, les prometió que ellos no hablarían, sólo escucharían, y entramos. La explicación sólo se refería a la última brillante iniciativa del ayuntamiento respecto al azufaifo. No basta con llenar de cemento el solar contiguo, inyectando hormigón a metros y metros de profundidad, asfixiando todas las raíces del árbol que van hacia la riera -la calle Berlinès-, no basta con romperle las ramas con la grúa, con encajonarlo en un terreno diminuto, contra todas las normas europeas, sino que además, al ayuntamiento se le ha ocurrido que los estudiantes de la Massana hagan una intervención artística en la pared medianera que toca al azufaifo. Es decir, que lo llenan todo de cal, yeso, pintura, máquinas y suciedad. Y ya que el árbol está probablemente condenado (yo siempre conservo la esperanza de que hubiera echado raíces laterales hacia el jardín rodorediano que aún queda a su lado, de un señor octogenario que se negó a ser expropiado porque le gusta su jardín y que nos recibió un día a las dos Isabeles; nunca dejamos de soñar, hasta que algo muere), al menos podrían haberle dejado limpio y tranquilo el diminuto terreno a su alrededor, pero no, hay que celebrar allí una nueva mascarada de teatro estúpido, como esas fiestas multitudinarias que se celebran en el Parc de la Ciutadella, para arruinarlo aún más.
Les recordé que han destruido el bosquecillo de la plaça Joaquin Folguera, el jardín donde jugaban los niños y leíamos algunos, la maraña que nos recibía al salir del metro, se la han cargado con el prtexto de unas obras que luego han abandonado y que ahora dicen que cerrarán -tal vez por el mal olor, por las ratas, por la frustración de los engañados comerciantes- pero sin árboles, a la espera de emprenderlas de nuevo, todo para agrandar el parking. Les recordé que la parte de atrás de Vil·la (dissorttada) Florida es una inmensa zanja para construir una biblioteca, justo cuando acaban de recortar el 83% de presupuesto de compra de libros en las bibliotecas, talan los hermosos árboles que quedaban... todo es cemento alrededor, cemento y polvo y ruido de obras).
También les explicamos cómo el ayuntamiento fomenta el uso del automóvil privado con esa ley perversa que obliga a todo edificio a tener parking y construye grandes superficies con grandes parkings y limita y constriñe los mercados y les pone parkings, que tala para todo, tala para poner bicings, para poner una fuente, para expandir el metro, pero sobre todo tala para hacer más parkings, que ésta es la ciudad europea más agujereada, Barcelona como gran tapadera de parkings y esos parkings no son, como ellos decían, para ocultar los coches, sino para acostumbrar a la gente a usar el coche para todo, y que han contaminado y degradado este barrio, que estaba lleno de pequeños jardines y ahora es todo cemento, y de paso fomentan la obesidad porque nadie sabe ya andar cuatro pasos.
Y hablamos de ese proyecto perverso de destruir Collserola con 16 puertas, de construir más pisos fantasma, sólo para cobrar sus mordidas. Si toda la ciudad está llena de pisos vacíos, ¿qué explicación tiene seguir construyendo, si no es financiarse ellos
Naturalmente, los funcionarios eran personas y no precisamente mala gente, así que me escucharon, ya que mis compañeros estaban obligados al silencio, y yo les conté cómo el ayuntamiento había empezado falsificando el expediente y firmando una licencia donde el azufaifo no existía, que nosotras lo habíamos descubierto (gracias a la práctica jurídica europea de la otra Isabel), les conté que habíamos pedido una plaza y que nos había apoyado mucha gente, y cómo el ayuntamiento (siempre con la oposición del distrito, que quería talarlo) había catalogado el árbol (gracias a las televisiones y los medios que se hicieron eco de nuestra protesta) pero luego había decidido construir unas oficinas precisamente allí, teniendo un local mucho mayor y ya talado y asolado más arriba, en el antiguo Ecuestre, y quitarnos la plaza (que ya estaba prevista en 1976, comprobamos en el archivo municipal, gracias al abogado), y cómo ahora se burlaba aún más de la voluntad de los vecinos, estropeando los últimos tiempos del azufaifo. Y creo que nos entendieron, aunque no pudieran decirlo, nos entendieron. "Todo está aquí", les dije, enseñándoles mi libro La plaza del azufaifo y el señor Trias tiene este libro, aunque sin duda no lo ha leído.
Todo este encuentro se debía a que yo fotografié el desaguisado de yeso y pintura y máquinas alrededor del azufaifo y lo mandé a los diarios y lo publicó El Periódico y uno de los estudiantes o monitores que salían en la foto vino aquí a mi semiabandonado blog Polis a protestar, con faltas de ortografía y luego ya con insultos y descalificaciones personales, y yo cambié la fotografía por una en la que están de espaldas y son irreconocibles. Aunque nunca me quedó claro por qué le parecía un uso indebido de su imagen y le preocupaba tanto salir si estaba participando en una iniciativa ciudadana irreprochable. En fin, él tenía su derecho y yo cambié la foto, aunque no tuviera derecho a llamarme las cosas que me llamó, ni a escribir con faltas de ortografía, ¿cómo aprueba y pasa los cursos la gente en estos días?

Y es verdad que tengo este blog semiabandonado porque hay demasiadas cosas de las que protestar, porque estoy también en facebook, porque apenas sé cómo mantenerme a flote con esas tarifas miserables que tantos editores -sintiéndose grandes benefactores de la humanidad- nos pagan a los traductores. Continuaré...