Foto: I. N. Tocar los árboles. Luxemburgo, 2007
No hay remedio.
Ayer leí que quieren destruir -también- la estación de Figueres. Contra la voluntad de los vecinos. Se niegan (un tripartit como el de Barcelona) a soterrar las vías (como propuso ERC, para hacerse con los votos ecologistas, tal vez) conservando la estación, porque quieren (¡PSC y ICV! Esa es nuestra perversa izquierda verde) construir más, arrasar la plaza y el paseo de gruesos plátanos, con troncos de un diámetro inimaginable en Barcelona. Tal vez intentan que en Barcelona haya más árboles talando y arrasando los lugares donde aún se puede respirar.
Aquí no se respira, ni llueve, pero a nuestra perversa izquierda le da igual. Sólo importa la construcción.
Cuando negociábamos para la Plaça del Ginjoler nos dijeron: Esa plaza les saldría muy cara a los ciudadanos. Pero cada mes que pasa el dinero que les cuesta a los ciudadanos se multiplica y sin embargo, el ayuntamiento no parece tener prisa en ofrecer nada a ese propietario, subsanando el error municipal de haberle concedido esa licencia de derribo con un informe falso (constaba que había una "moixera" y no un ginjoler). Nos sale cara la contaminación (en Sant Gervasi se respira mal, sólo humo de coches y polvo de obras, un barrio que había sido verde y fresco), el ruido, la sequía. ¿Pero qué les importa eso a nuestros políticos?
Yo vengo de Luxemburgo, donde la cuarta parte de la ciudad es verde y verde de verdad. Los parques y las plazas parecen bosques. Y el bosque... Cada casa tiene delante un árbol importante, no un palitroque, como aquí (con suerte). Los alcorques son inmensos, y la estación sigue siendo la misma del XIX. Lo decía Civisliberum el otro día comparando el Midi con el Levante nuestro. Cómo sería este país si la avaricia sin escrúpulos y las excavadoras no lo arrasaran todo. Y eso cuando todos los expertos han afirmado una y otra vez que España sufrirá en especial los efectos del cambio climático.
El PSOE ofrece plantar un árbol por cada ciudadano en cuatro años. Y mientras, dejan que se carguen todos los que hay. Proponen derribar edificios en la costa... pero permiten que se sigan construyendo. Por no hablar de CIU y del PP, naturalmente, grandes taladores y arrasadores. Pero si esto es la izquierda... Où sont passés les ouvriers? decía un programa en Arte TV Où est passée la gauche? diría yo. "CCOO no es un sindicato de izquierda", declaró hace poco una de sus líderes. "Es sólo un sindicato". No hace falta que lo diga dos veces. Les hemos visto defender a los funcionarios de la cárcel que torturaban a los presos. O tempora, o mores.
6 comentarios:
Uno de los lugares que forman parte de la identidad colectiva de varias generaciones de no barceloneses (de gent de comarques)que nos desplazabamos a la ciudad, son las viejas estaciones de trenes, lugares de viaje y no de un simple traslado, lugares de encuentros y recepciones, lugares cercanos, a veces indomitos y desapacibles, lugares de alegrias y despedidas tristes, lugares de gran humanidad, edificios entrañables, todos de una arquitectura similar, con una vetusta y rancia familiaridad que se enfrentan orgullosamente a las asepticas, funcionales y desahumanizadas nuevas estaciones.
Siempre será más economico remozar los viejos edificios que derruirlos y construir de nuevo.
Gracias por citarme en tus dos últimos post, realmente hacer gala de tus principios que expones en tu otro blog en el post de "Apropiaciones, correciones, fin de año" de 29 de diciembre y demuestras una exquisita educación.
Gracias, Civisliberum! Dice Chicho Sánchez Ferlosio: Uno sólo tiene aquello que da. Yo le creo. Intentar hacer lo justo, también en lo pequeño (això no és res), me hace sentir bien, una vez hablé en Crucigrama de lo que llamo "la ética del buen persianero". Lo han dicho Frikosal y Bertini: ¿Para qué quiere uno un blog? No para copiar, sino para expresarse y citar...
En cuanto a las estaciones, tú lo has dicho y son tan bonitas las viejas estaciones! Incluso las antiguas del "tren de Sarrià" eran magníficas, pero las van suprimiendo y afeando. Sarrià fue una de ellas. Y Europa está llena de esas estaciones maravillosas y poéticas, y poder volver a ellas es una suerte.
Pues sí, parece que cierta izquierda ha sido el invento más genial de la derecha.
Poner las etiquetas equivocadas, alterar las definiciones del diccionario, escribir "ballena" y que signifique "mono"; qué invento tan diabólico.
Me admira tu energía; no sé, ¿ha podido ser España alguna vez otra cosa? ¿sigue el pobre Lázaro comiéndose las uvas de tres en tres?
Sí, España pudo ser otra cosa: la II República. Si lees del trabajo de Sert y el GATCPAC, de los avances educativos, de la Universidad brillante que incorporó a todas las fuerzas vivas, artistas e intelectuales, de la Institución Libre de Enseñanza, de las mujeres feministas (ahora empieza una exposición de una revista feminista ilustre y combativa de entonces), de la campaña de bibliotecas y lectura en los ámbitos populares, de la medicina (fui hace un año a una expo y presentación del colegio de médicos contando todo lo que se hacía aquí entonces y que la guerra y el franquismo cortaron, matando literalmente a los catedráticos e investigadores y haciendo huir a los más afortunados a México y otros países), etc., cualquier cosa que leas de ese periodo lo ves: este país habría podido ser moderno, luminoso, progresista, "normal" en vez de analfabeto, arboricida, zafio, entregado al cemento y autodestructor. Se sufre sólo viendo lo que tuvimos y cómo la guadaña ultraderechista y rancia lo destruyó.
Dice María Zambrano que España se construyó partiendo del genocidio y la exclusión, esa es la identidad. Ella explica así por qué en España se renunció a hacer historia y filosofía: se prefería no pensar y seguir negando. Y por eso ella, para hacer filosofía (ella es un emblema de la República), para saber lo que pasa en España en tal o cual periodo, se basa en la literatura, y lee el Quijote y a los místicos...
Es verdad, gracias por recordármelo; hace muchos años que no veo el libro con las revistas del GATCPAC, aunque lo tengo desde los años de la escuela; y sí recuerdo lo verdaderamente brillante que es esa Arquitectura, y la fuente de inspiración tan magnífica que supone; me ayudó mucho cuando estudiaba. ¡Y también me dio problemas! porque recuerdo que, recién salidos de la escuela, queríamos imponer esa cultura a la gente que nos hacía encargos y terminábamos mal, como el pintor chino, enfadándonos. Después pensé que no teníamos derecho a imponer a la fuerza nuestra cultura a otros y traté de comprender la cultura ajena para expresar, en parte, a través de ella.
Desgraciadamente, no he leído a María Zambrano, tal vez me gustara, no sé si podrás recomendarme algún libro corto que la defina.
Yo sólo me compré, gracias a mis amigas filósofas conocedoras de Zambrano, España, sueño y verdad (Edhasa), a mí me interesó!!!!
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