Foto: I.N. Cormorán en Les platgetes de Sant Antoni de Calonge, la belleza muy cerca del horror construido, 2009
Leo los periódicos con desaliento. Parece que este gobierno, el central y el tripartit, lo hagan todo al revés de lo que deberían. En lugar de aprovechar la crisis para apoyar una nueva manera de hacer las cosas y transferir el dinero hacia lo que puede funcionar, prefieren seguir cavando un hoyo más profundo. Olvidan la sostenibilidad y el cambio climático, organizan grandes talas de árboles, paralizan la ley de costas (que nos dio esperanza durante un breve momento) y apoyan la construcción, la destrucción del paisaje y la naturaleza. En lugar de corregir la injusticia de que los agricultores se arruinen mientras los consumidores siguen pagando precios superiores a los del resto de Europa por verduras, hortalizas y fruta, o de permitir que vendan directamente sus productos en las carreteras, como nuestros vecinos franceses, les conceden más terreno protegido para cultivos, en menoscabo de los Aiguamolls de l'Empordà, por ejemplo, o toleran que la pestilencia de los purines asuele pueblos enteros en la misma comarca, como comprobé hace poco en Palau Sator. En lugar de obligar a los Bancos a prestar a las pequeñas empresas innovadoras, a la investigación de nuevas tecnologías y nuevas energías, les siguen concediendo ayudas sin exigirles que detengan los repartos de pingües beneficios. En lugar de intentar mejorar la desastrosa situación de la educación, siguen prefiriendo mirar a otro lado.
"El gasto educativo en España sigue situado netamente por debajo de la media de la treintena de países miembros de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE). El último informe de la OCDE, Mirada a la educación 2005, denuncia que el aumento de la inversión en enseñanza no ha seguido el ritmo del crecimiento de la riqueza nacional entre 1995 y el 2002. Según los expertos de la organización, las diferencias más chocantes se dan en España, además de Irlanda, República Eslovaca y República Checa, donde la parte del Productor Interior Bruto (PIB) dedicado al gasto global en la enseñanza cayó al menos 0,4 puntos en dicho periodo."
Yo sigo denunciando que el ayuntamiento de Barcelona se propone cortar el setenta por ciento de los árboles de Barcelona, que este gesto (que justifica perversamente un artículo, falseando los hechos interesadamente; afirman que los plátanos no viven más de un siglo, pero sabemos que pueden vivir dos "Despite conditions not always being ideal, particularly in the middle of a busy metropolis, the London plane -Platanus x hispanica- displays impressive longevity - some specimens in London's squares are more than 200 years old. They regularly grow to more than 30m (100ft) in height and their shiny, maple-like leaves are abundant in the spring and summer before turning orange and brown in autumn.") aumentará gravemente la contaminación, destruirá la belleza de nuestras calles, nos expondrá aún más al calor del cemento recalentado, al ruido (que ahora aborben esos árboles) y a la falta de sombra en verano. Pero aquí mucha gente prefiere refugiarse en comentarios como "no hay remedio", "nada que hacer", que disimulan mal la tendencia general a la sumisión pasiva, a la rendición y la renuncia a los derechos ciudadanos, a la vida como súbditos que sólo buscan consuelo en el consumo, dispuestos a pagar el triple o el cuadruple que el resto de los europeos por servicios de peor calidad. Y el gobierno se aprovecha de esa sumisión para estafarnos más y mejor. Para que la democracia funcione, los ciudadanos tienen que hacer uso de sus derechos.