Foto: I.N., Tarn, Francia, 2009
Que Sarkozy haya asumido algunas de las reivindicaciones de Jean Marie Le Pen para captar a su electorado es algo dramático que preocupa, desde que ascendió al poder, a los últimos demócratas europeos, a los últimos humanistas, a los que aún no han perdido la cabeza en el enajenamiento del exceso de trabajo explotado, de recortes, de hipotecas y de una Universidad al servicio de los mercados, de un mundo que apenas nos deja respirar ni recordar quiénes somos. Las últimas medidas de limpieza étnica contra los gitanos recogen el legado del nazismo y entroncan con lo que Baudrillard denunció preclaramente en los noventa de la política europea respecto a la inmigración, en un texto a propósito de los Balcanes, donde decía que la limpieza étnica no era prerrogativa serbia ni croata, sino que estaba también en Europa Occidental y que la II Guerra no había terminado con el nazismo.
Durante los últimos años hemos visto cómo la perversión del lenguaje ayudaba a dibujar una escenografía orwelliana donde todo tendía a ser lo contrario de lo que decía, donde el partido laborista de Tony Blair defendía los puntos de vista del partido tory, atreviéndose a llegar donde los conservadores no habían llegado y donde Bush decía cosas como "This war is about Peace" y con el pretexto de la seguridad y el antiterrorismo, no sólo recortaron los derechos de todos los ciudadanos y nos sometieron a un mundo mucho más inseguro, sino que han fomentado el mismo odio que sustenta y hace posible el terrorismo y sus apoyos.
Ahora vemos a Zapatero compitiendo con el PP para hacerse amigo de Sarkozy, llegando incluso a apoyarle en sus medidas contra los gitanos. ¿Hasta dónde van a resistir los votantes del PSOE? ¿Quiénes van a seguirle votando a un partido que no sólo no ha tomado ninguna medida contra los Bancos ni el establishment inmobiliario-financiero que nos ha llevado al hoyo sino que sigue invirtiendo en la construcción y recortando en todos los ámbitos que podrían salvarnos: educación, energías alternativas, investigación y ciencia, etc.
O al líder de IU aclamando a la Guardia Civil.
Vemos también con consternación la evolución de los medios, que no sólo nos desaniman todos los días con la repetición incansable de los males del partido adversario sin ofrecernos nada en qué pensar ni qué esperar, sino que además ofrecen una información sesgada y tendenciosa. Veamos como ejemplo una página 4 de El País, sección internacional, donde R.M. de Rituerto convierte una página de supuesta crónica o reportaje en una sección de opinión personal y enfoca una noticia importante como una parodia y un ataque ridiculizador contra una mujer, la Comisaria de Justicia y derechos fundamentales y vicepresidenta de la Comisión Europea, Viviane Reding. Así, el hecho de que Reding se enfrentara el año pasado a los abusos de precios de las compañías telefónicas le parece a Rituerto una muestra de su visceralidad y de su instinto sanguíneo, no puede darse cuenta de que para muchos ciudadanos, un político que nos defienda de esos abusos es simplemente un político que cumple con su misión y que comprende el significado de la democracia, un sistema caracterizado precisamente por sus instrumentos para defendernos de los abusos de poder. Y que ahora Reding haya comparado las medidas de Sarkozy con lo ocurrido en la II Guerra Mundial le parece otro motivo de ridículo a ese periodista.
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