martes, octubre 23, 2007

Todo al revés

Foto: Linda Danz, Olmo americano en Central Park, 2007
Supongo yo que nuestros políticos tendrán planeado irse a vivir al norte de Europa cuando acaben con estas ciudades nuestras, donde sólo quedarán esas ramitas escuchimizadas que ellos suman como árboles en su extraño cómputo.
En Esplugues proyectan acabar con lo que debía ser la entrada y la conexión de lo urbano con el parc de Collserola, construyendo un inmenso muro de cemento, rascacielos y viviendas de lujo. La flora y la fauna de Collserola se ven amenazadas, empeora el tráfico y ahuyentan a los vecinos hacia zonas todavía "más baratas", en esos procesos de gentrificación que nunca se acaban. Por otra parte, esos muros de cemento impiden la circulación del aire, esos pasillos de ventilación que una vez me contaba una arquitecta y urbanista que refrescaban las ciudades y que en València desaparecieron con la nueva marea de cemento. Ahora, hace falta mucho más aire acondicionado para soportar los veranos. Es decir, que mientras en el ámbito internacional, los arquitectos presentan proyectos donde la orientación y las condiciones naturales de los edificios promuevan la aireación natural, el aprovechamiento de la energía solar y reduzcan la necesidad de consumir calefacción y aire acondicionado, aquí se trabaja en dirección contraria. Obviamente, la gentrificación se produce en todo el mundo, sólo que en Europa y en el mundo anglosajón, se protegen los árboles y el patrimonio arbóreo. Aquí, no.
Copio algunos extractos de la revista contra el Pla Caufec:
Un pulmón metropolitano en peligro. Las asociaciones de vecinos en Esplugues llevan años intentando parar un plan llamado Caufec, que aumenta en un 780% la edificación permitida desde 1976. Directivos de Fecsa, junto con Sacresa (propiedad de la familia Sanahuja, famosa por la aluminosis del Turó de la Peira), Florentino Pérez son algunos de los socios. Hay dos contenciosos-administrativos y un recurso al Tribunal Supremo. Además, se enfrentan a un masover de 65 años, Pep de Can Oliveras, cuya familia lleva 150 años viviendo allí: dicen que Sacresa le ha cedido una casa, "en condiciones mafiosas".
Las AAVV se oponen al plan, cortan el tráfico, publican una revista, se encadenan... El Ayuntamiento ni les recibe, ni les escucha (las costumbres democráticas de este país). Según dicen, les han cacheado en los plenos, les arrancan los carteles, les multan, les detienen, etc.
La excusa para esa gigantesca urbanización es el soterramiento de las líneas eléctricas. 600 viviendas de lujo y alto standing, otro proyecto de "gentrificación" que ahuyenta a los vecinos del lugar. Edificios gigantescos (300 plantas en 34 edificios; 234.000m2, casi el 11% de la edificación de Esplugues), y sobre todo, la tala de toda la arboleda existente y la desaparición del pulmón metropolitano. La zona debía ser la entrada al Parc de Collserola, pero se convertirá en un muro de cementpo. Además, destruye el patrimonio arquitectónico: ya han derribado edificios que estaban catalogados en 1984 (Can Casas, Can Tomba, Cal Biel). El impacto ambiental sobre Collserola es importante, fauna y flora amenazadas.
El PSC sigue gobernando en Esplugues, en mayoría absoluta, pese a que en 1998, el alcalde ya dimitió, acusado de prevaricación en asuntos urbanísticos. La sentencia le inhabilitó para sus funciones durante 8 años.
Ya han empezado a talar árboles y van muy deprisa. Más información en http://www.noalplacaufec.net/

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