viernes, julio 25, 2008

La destrucción insidiosa de la Barcelona verde

Foto: I.N., Carretera arbolada en la Provence francesa, de esas que ya no existen en nuestro país, 2008.
Se han cargado dos pequeños jardines o placitas más en Barcelona; eran dos puntos humanistas de sombra y verde en la horrible y siniestra Ronda del general mitre, junto a Escipió y a Homer. En la calle Bertrán, abajo, junto a otro pequeño reducto umbrío han excavado un agujero profundo y amenazador. Son tal vez los prolegómenos de un proyecto de intercambiador de metro que pretende llevarse todos los almeces de la pobre plaça Joaquim Folguera, pero además, probablemente ocurrirá como en la pobre (dissortada) plaça Lesseps: en los planos dibujan arbolado, pero al subir el terreno interior y bajar el nivel de la plaza no queda tierra para árboles, por tanto, será más cemento sin sombra para los ya sufridos y envilecidos ciudadanos.
La desgracia es que no existan instituciones que resistan, que Parcs i Jardins sean simples lacayos del ayuntamiento, al servicio del departamento de infraestructuras. Nadie cumple. Tampoco Iniciativa i els Verds, que han convertido su trabajo en pura y débil mascarada.
Por cierto, me he enterado de la razón de que poden los plátanos del Eixample en vertical, de forma que no den sombra. Por lo visto, es de nuevo una cuestión de dinero. Los árboles exigirían una poda frecuente y más leve, y Parcs i Jardins opta por podar mucho más radicalmente pero en espacios de tiempo mayores. Lo cual deja a los sufridos barceloneses sin lugares donde respirar en el ardiente verano mediterráneo. Eso donde no cortan los árboles.
Yo no me he rendido. No nos rendiremos. El proyecto de destrucción del Parc de la Ciutadella (para ampliar el edificio del Parlament y construir un gran aparcamiento... estos políticos obsesionados por los parkings y con antipatía por lo verde) está aprobado, al igual que la gran tala que preparan en la Diagonal y en Joaquim Folguera. Al dorso, un blogger dice algo importante: ¿Por qué los parlamentarios no usan el transporte público? Hay que destrozar el parque para alojar sus coches? Parece que además del gran negocio inmobiliario del ayuntamiento, hay además una obsesión por recuperar terreno para el cemento en cada pequeño o grande espacio verde de la ciudad. Seguiré batallando, aunque sea difícil. Tengo que hacerlo para no enfermar de indignación y tristeza.
Lo he dicho al dorso y lo repito aquí: leo las medidas y recomendaciones contra la crisis y se me revuelve el higadillo. El Estado ayuda a las inmobiliarias y pide a los ciudadanos que se aprieten aún más el cinturón, pero no hace nada para contener los precios o para evitar los abusos de los intermediarios que crean la paradójica situación de agricultores empobrecidos y usuarios pagando precios desorbitados. En Francia, en todas las carreteras comarcales y en algunos cruces de autovías, hay puestos de frutas y verduras, de gran calidad y a precios reducidos. ¿Por qué aquí no lo hacen los agricultores? Seguro que se lo prohíben: ¡hay que proteger a los intermediarios! ¿Pero para qué pagamos a esos políticos mafiosos?

11 comentarios:

Ephemeralthing dijo...

Esas podas radicales y que hacen crecer el árbol en vertical tienen otro puntazo requetebobo además del de evitar el dar sombra, que es para lo que se supone que se planta un árbol.
Al ser tan apurada la poda, ni a dos metros del suelo por las partes bajas del tronco crecen desaforadas nuevas ramas que nadie recorta, dándole al árbol un aspecto de maltrato evidente. Una visión que es representación de un sadismo que deja helado y de una fealdad ridícula. Por los alrededores del Mercat de la Concepció continúan las talas no ya de plataneros sino de lladoners y otros árboles. Está claro Isabel, no hay otro argumento o explicación, algunos están haciendo dinero con esto porque un criterio mínimo sobre botánica no aguanta semejante tontería.
El proyecto del zoo, supongo te refieres a eso cuando hablas de la remodelación de la Ciutadella, hace ya tiempo que está anunciado y desde el primer momento pensé que era bien triste que en una ciudad en la que no hay pulmones verdes consideren algo como un aparcamiento. Sería muy simple la alternativa, que los funcionarios del Parlament utilizasen el transporte público, y ya está.

Belnu dijo...

Exacto! Que los parlamentarios usaran el transporte público y fuesen un ejemplo de cvilización y sostenibilidad. Por ejemplo. Pero no, aquí todo va hacia atrás: lo que está obsoleto y es antisostenible es la base de la política. Ante la crisis, el estado paga a las inmobiliarias para ayudarlas, y pide a los ciudadanos que se aprieten el cinturón, pero no se decide a contener precios, no persigue esos abusos de los intermediarios, que crean la paradoja del agricultoir en ruina y el usuario pagando precios desorbitados. En Francia los agricultores ponen puestos en todas las carreteras, hasta en cruces de autovías, y ahí es donde está la mejor fruta y a la vez la más barata. No sé por qué no lo hacen aquí... No sé qué voy a hacer, Eph, no puedo más de vivir aquí. Si encontrase una manera de mantenerme en un país civilizado...

Ephemeralthing dijo...

Si te sirve de consuelo te diré que creo que he pasado por lo mismo, el desear largarme de manera imperiosa harto de tanta sandez. Percibir en todo momento el estar en una ciudad adolescente donde hay explicación y justificación para continuas "malcriançes".
Lo he ido solucionando escapándome a menudo para por lo menos no dejarme abducir por el chovinismo barcelonés, encima de que todo es una auténtica porquería, venderlo como lo mejor del planeta. Si por lo menos no hubiera este autobombo ..., pero claro, entonces el resto no "funcionaría".
Hace días quise hacer un comentario en un foro de "La Vanguardia" y no me lo publicaron, y es decía que en las últimas elecciones municipales la abstención rondó el 60%, un hecho brutal. Hasta esto no está bien recordar y total hace poco más de un año que ocurrió. El párrafo final de tu entrada en "Crucigrama" (blog) es muy claro de cual puede ser el origen de tanto "despiste".
De momento no me queda más remedio que seguir aquí por mi trabajo, pero cuando me jubile me las piro. El sur de Francia es uno de los lugares donde me gustaría vivir, el paisaje (sin destrozar), el clima, son los mismos que aquí pero la historia y la cultura es otra. También intento aprender alemán porque Berlin no estaría mal.
Pero bueno, no dejan de ser fantasías. En cualquier caso tu historia del gínjol ha hecho que recupere cierta fe en que las cosas pueden ser de otra manera.

Belnu dijo...

Tienes mucha razón, Eph. La verdad es que a mí me consuela esa comparación que estableces en tu blog con Berlín. Aquí, la gente no acepta comparaciones y te acusa de idealizar Europa. Y reconocer las ventajas de otros lugares no significa negar sus defectos! En cada sitio hay unos problemas, y precisamente porque vivo aquí valoro más esa conciencia verde alemana, esa valoración del patrimonio, esa actitud crítica de la gente, y esa ciudad que es Berlín. Lo cual no significa negar el pasado terrble de Alemania o el hecho de que haya grupos nazis, por ejemplo, o no ver a Sarkozy en Francia y las centrales nucleares. Y en qué trabajas? Yo no podré retirarme... Me gusta esa idea tuya de irte allí cuando te retires...

Ephemeralthing dijo...

El chovinismo siempre es excluyente, por eso no permite que se aprecien costumbres o hechos de otros lugares. Yo no comparo, simplemente soy pragmático, no me gusta que me intenten estafar, no me gusta estar continuamente agredido por la desaprensión y falta de respeto. En esos "lugares", la desaprensión y ausencia de respeto, cabría casi la entera idiosincrasia de la ciudad y el país, y todos los hechos que son consecuencia, una lista interminable de tonterías. Ya cuando empezó el ayuntamiento con las campañas pro-civismo pensé que no sabían de qué estaban tratando porque ellos mismos eran los primeros en meter la pata en esa cuestión de la convivencia urbana, además si uno coge el diccionario y consulta la palabrita la definición dice: "Zel pels interessos i per les institucions de la pàtria". Por lo tanto yo, sin ir más lejos, sería un ejemplo de incivismo claro, desde el momento que he dejado de votar en las elecciones locales. Y mal que me sabe, ¿quizás podría enfocar la anécdota por ese lado?, el decir que me gustaría vivir en un sitio en el que se me respete y pueda respetar y confiar en los responsables de las administraciones.
Tengo un trabajo agotador pero que da mucha satisfacciones, profesor de dibujo en un Instituto de Secundaria, soy licenciado en Bellas Artes. Vivir jubilado aquí podría ser mortal pero en Berlin u otro lugar en el que las cosas sean normales seguro sería posible. Repito, cosas normales, como poder coger el metro sin que te obliguen a escuchar publicidad y sermones, caminar tranquilo por las aceras de las calles sin ser utilizado como palo de eslalon por motos y bicis, disfrutar de un paisaje urbano que signifique un mínimo de tradición, modernidad y cultura, ....., ¡comer buen pan!, ....., no vivir perennemente, no importa el barrio, con dos o tres o cuatro obras alrededor, ..., descansar de tanta prepotencia, etc, etc, etc. Aquí todo el mundo tiene asumido que vivir en una ciudad grande consiste en encontrarse cada día de la vida con eso, lo cual no es cierto.
Ah!, lo olvidaba, también me gustaría vivir en un lugar donde un perro no sea chivo expiatorio de prejuicios e ignorancia. Recuerdo una primera vez en Arles yo preguntando en un restaurant si podía entrar con mi perro. Me miraron muy sorprendidos como si fuera marciano y es que debajo de la mayoría de mesas había uno. Es una de las iniciativas que he tomado en Barcelona, prescindo de ser cliente fijo de lugares donde no admiten perros. A los que voy con ella les sorprende que mi perra sea tranquila, simpatiquísima y no moleste a nadie, aunque más de una vez me han comentado que existe una "normativa municipal" que le prohibe la entrada. Lo dicho, uno pasa más allá de La Jonquera y se acabaron las tonterías en cuanto se pueden hacer cosas normales y no ser víctima de cien mil pijadas. Todo lo demás me da lo mismo, como si el abuelito del camarero hubiera estado en el ejército nazi, por lo menos eso está asumido y no traumatiza a nadie, al contrario, sirve para no continuar con patrones heredados porque la memoria histórica es constantemente recordada.

Belnu dijo...

Yo estoy de acuerdo contigo, lo único que no entiendo es por qué dices que no comparas, claro que eres profesor de dibujo y no de lengua, pero eso que estás haciendo es una comparación, y comparar es necesario para pensar y para juzgar! Por eso la gente que no ha leído no puede distinguir apenas la buena y la mala literatura, hay que poder comparar para saber... Tú ves que en Berlín no cortan los árboles y que hacen panes morenos maravillosos y que aquí no pasa lo mismo, o que en Francia te dejan entrar con perro a comer y aquí no, ¡eso, Eph, son comparaciones!
En cuanto al chauvinismo, hay que andar con la nariz para arriba y no mirar (el suelo sucio), no oír (el estruendo de las obras y las motos), o no darse cuenta de que lo pagamos todo más caro que los demás europeos sin recibir a cambio sueldos equiparables (otra comparación)... etc
En el caso del chauvinismo francés, es otra cosa, su orgullo se asienta sobre conquistas reales, pero se desproporciona cuando no ve sus defectos, que los tienen, y trata a los vecinos con superioridad (eso pasa en París, pero no no el sur, donde se sienten afines de lo mediterráneo)... En fin, todos los lugares tienen sus limitaciones y problemas, pero si uno sabe sus prioridades puede elegir. Seguro que algunos viven felices en el ruido y el polvo o no necesitan una buena librería, y se alegran cuando ven caer los árboles para construir un buen párking aún más cerca de su casa, y no les importa el calor ni la sombra, sino que el metro esté a dos pasos...

Ephemeralthing dijo...

Bueno, de acuerdo, al tener referentes es inevitable llamarlo comparación, sería como comparar una peli de Berlanga con una de Wilder. A mi me gustan las dos pero a los chovinistas locales supongo les molestaría que se les identificase con las historias berlanguianas.
Por eso el recurrir a otros lugares y culturas para describir me parece inútil, y por eso digo que no comparo. Son tan evidentes las sandeces y la jeta que mejor utilizar las contradicciones que se plantean en los hechos, sin más, como tu haces en la mayoría de capítulos de "La plaza del azufaifo". ¿No es una sandez el renunciar al bienestar refrescante de un árbol en un país de clima cálido como el nuestro?. Como "tienen" excusa para todo te dirán que instales aire acondicionado, pero ¿y si te resulta desagradabilísimo el aire acondicionado?, ¿se convertirá en algo obligatorio, cómo tantas otras cosas?. Que cada cual haga lo que le plazca, por mi como si quieren vivir en medio de ruidos y polvo, pero que no obliguen a todo el mundo. Eso sólo ocurre aquí.

Belnu dijo...

Cuesta creer que haya gente que prefiera el cemento y el polvo a la sombra fresca de un árbol, pero el analfabetismo y la burramia y la dictadura logran esos milagros. En mi calle hubo gente que lamentó la salvación del azufaifo. No les importaba pasar años de más ruido y obras y suciedad, ni que el paisaje verde cambiase por cemento ardiente. Sólo querían disfrutar de un parking más cerca de su casa, para no tener que dar diez pasos sino sólo cuatro. Es esa gente la que arroja basuras al jardín del azufaifo o la que me ha estado amenazando y mandando insultos. Pero ya habló Chamfort de la estupidez masiva...

Ephemeralthing dijo...

Chamfort:

"Cualquiera que haya destruido un prejuicio, un solo prejuicio, es un bienhechor de la humanidad"

"Hace siglos que la opinión pública es la peor de las opiniones"

civisliberum dijo...

Parece ser que en esa zona de Mitre hacen un parking. Vivi hace tiempo alli las pequeñas zonas ajardinadas eran una delicia.
De todas formas el ruido de Mitre era excesivo, ni con doble cristal era posible el aislamiento.
Parece que arreglan toda la Avenida para que deje de ser ina autopista y se parezca mas a un paseo, esperemos a ver.

Belnu dijo...

Se agradece tu optimismo, pero como llevamos años disminuyendo el verde a pasos agigantados, me cuesta creer que pueda pasar nada bueno. La obsesión por los parkings, por ejemplo, ha acabado con todos los jardincillos interiores de sant gervasi. Y ahora los exteriores también. El ruido sería brutal, pero al menos había una sombra donde refugiarse y ahora sólo cemento. Cada vez más cemento. Cuando tengo que atravesar la plaça Frederic Soler, de cemento, o el tramo desde Joaquim Folguera (con los hermosos lledoners amenazados) a Mitre, sin un árbol, el calor me ahoga. El cemento arde. Como en Pelai. O tantas calles sin árboles. O Lesseps, donde no han dejado espacio para plantar ni un solo árbol, en lo que fue una plaza frondosa y tranquila.