lunes, julio 30, 2007

Prensa internacional y otros contactos

Foto: La fachada de Vil·la Florida, antes de la intervención del mal arquitecto y la implacable "renovació de l'arbrat" (Archivo Monumenta).
Ayer escribí un relato (Trying to Save a Tree) de la historia de nuestro azufaifo y lo mandé a The Guardian y a The New York Times. Luego lo traduje al francés (Sauver un arbre) y lo mandé a Le Monde, corregido por la francófona Ninca. Tal vez lo mande también a Le Soir. O a algún periódico canadiense. Nunca se sabe. Y en verano, a los periódicos les faltan historias así...
Entre tanto, Ninca conectó con la oficina del Comisario Europeo de Medio Ambiente, el griego Stavros Dimas. La portavoz, Barbara Helferich se mostró muy interesada y prometedora: "Je vais vous aider dans votre démarche car ce ne serait pas raisonnable de ne pas protéger un arbre tel que celui dont vous me parlez", le dijo.

viernes, julio 27, 2007

En el ayuntamiento del distrito

Foto: M. Vilalta i Amorós, Plaza del Camp, 1902 (en la plaza del Camp, cerca del ginjoler, había un cabrero y según me contó alguien que lo vivió, las cabras ponían el barrio perdido...)
Hoy nos ha recibido la nueva regidora del distrito, en la Plaça de la Vil·la.
Unas maneras completamente distintas a las que tuvieron con nosotras la gerente Paz Molinas y la técnica de licencias Montse Jansá, casi diría que el extremo opuesto. La regidora nos ha informado de que la negociación con el propietario avanza, que ellos desean que el azufaifo se quede en su sitio y el propietario acepte otros terrenos donde construir.
Ahora bien, si el terreno que le ofrecen no convence al propietario, entonces trasplantarán el árbol. A pesar de la opinión de todos los expertos, en el sentido de que el azufaifo morirá y que incluso si sobreviviera, nunca volvería a ser como es, tras la poda radical de su ramaje, obligada para sacarle de esta calle estrecha. A pesar de que el único informe favorable con el que cuentan es el del propio trasplantador, que hace negocio con esa operación. ¡Es juez y parte! No parece serio.
Cuando dicen que formamos parte de Europa, yo lo creo sólo a medias. En la Vieja Europa, a un árbol así se le protege obligatoriamente y no se deja construir en 500 metros de distancia. Nosotros pedimos 30 x 10 y no es seguro que los consigamos!
La Síndica de Greuges de Barcelona se ha interesado por el caso y supervisará que se cumpla la ley, pedirá que se le informe del proceso de catalogación y de las negociaciones.
También nos ha dicho la regidora que la licencia de obras está parada, congelada, por el azufaifo (justo lo contrario de lo que nos dijo Montse Jansá: "Si la licencia está parada, no tiene nada que ver con el árbol").
Pero hemos vuelto a escuchar la frase de que Barcelona es la ciudad de Europa que tiene más árboles. Qué daño hacen esas verdades a medias. Yo iba luego por la calle con Isabel Lacruz y señalábamos esos palillos chinos con dos hojitas que plantan en algunas calles y que nunca llegarán a ser árboles, entre el cemento y la contaminación, y le preguntaba: "¿Crees que éstos también los cuentan?". Los expertos nos dicen que el patrimonio arbóreo se mide por la calidad, y sabemos que Barcelona, no sólo por su clima mediterráneo, sino también por la vocación arboricida de sus políticos, arquitectos y constructores, y por la ignorancia de unos y otros, está en la cola de ciudades europeas en la densidad de sus parques y en árboles centenarios, de los que desprenden cantidades de oxígeno en la atmósfera. Pero esas informaciones sesgadas forman parte del juego político, de nuevo The Culture of Lies, que tan magníficamente sintetizó Dubravka Ugresic. Le hemos recordado a la regidora que no fue Parcs i Jardins ni el ayuntamiento quien descubrió que el azufaifo era valioso y decidió protegerlo. Sin nuestra intervención, obstinación, apoyo de los expertos y jaleo mediático, nada de esto estaría ocurriendo. También les hemos transmitido que el azufaifo es una oportunidad para demostrar un cambio de política hacia lo sostenible, un símbolo de la nueva actitud, etc. Y que no es casual la respuesta que hemos tenido (popular, en el mundo de la cultura y en los medios): sin duda hemos conectado con algo que está en el aire. Por eso deberían aprovecharlo.
Tal vez a finales de la semana que viene tendremos ya noticias. No podemos bajar la guardia. Y vamos a necesitar muchísimo apoyo. Hoy salió una entrevista en Localia TV, a las 20 (no la vi, pero espero que la manden). Y mañana seguramente saldrá otra mucho mejor en las noticias de La sexta, pero lo confirmaré aquí... Esa quedó muy bien. Joan Bordas estaba sembrado e incluso yo me inspiré, rodeada de vecinos ilustres y amigos, al pie del azufaifo... Lo cierto es que los micrófonos y las cámaras siempre atraen irresistiblemente a los locos, así que cada vez que bajo a hablar con una tv o una radio junto al árbol, se acerca alguno de ellos y empieza a vociferar su delirio. Esa observación de la excentricidad y la locura siempre me produce una impresión mezclada: por un lado, la curiosidad inevitable del escritor (imagino a mi amigo escritor serbio grabándoles esas frases con su móvil), por otro, la perplejidad y el agotamiento de tener que ser testigo de todo eso, de convertirme en vehículode todos esos urbanitas enloquecidos y necesitados de escucha. ¡Uf!

miércoles, julio 25, 2007

La festa della giúggiola

Foto: Arqua Petrarca
Como dijo el luthier Orriols, fabricante de tenoras y oboes con madera de azufaifo, alrededor de este árbol siempre hay historias míticas y literarias ("Jo tinc una relació esotèrica amb aquest arbre", dijo). Además de ser el árbol de Mahoma (el árbol del confín, más allá del cual sólo está Dios, según el Corán), donde el profeta tuvo su revelación, el árbol del amor en Persia y el frutal que salvó a tanta gente del hambre en nuestra Guerra Civil, según un blogger andaluz, Xavier Argimon me ha contado que en torno a este árbol se celebra una fiesta en un bonito borgo medieval del Veneto, Arqua Petrarca, il borgo del poeta, donde vivió Petrarca, la festa della giúggiola, en octubre, con música y celebraciones y tal vez con el famoso brodo dei giúggiole que tendremos que probar algún día.
Volviendo a la Placeta del Ginjoler, se trata de una propuesta inspirada en la idea de Joan Bordas de que según la normativa europea, nuestro árbol exige una plaza y no se puede construir alrededor. Y la idea concuerda con un plan municipal de 1977, según descubrió Borja Querol en el archivo del ayuntamiento. Se me ocurre que si conseguimos esa Plaza del azufaifo, tal vez en octubre podría celebrarlo asistiendo a la Festa della giúggiola.
Con esta obsesión arbórea, me estoy dejando muchos otros temas sin tocar. Aparte de las locuras del clima, incendios e inundaciones, medusas y tortugas, hace un par de días, un artículo de Antón Costas describía el horror en que se ha convertido ahora viajar, incluyendo el inútil maltrato y vejaciones que implica el supuesto control de los viajeros.

lunes, julio 23, 2007

Nova resposta d'Imma Mayol

Foto: Mònica Casanovas, el ginjoler d'Arimón
Copio el mensaje que acabo de recibir de Imma Mayol. Seguimos sin saber el resultado de la negociación entre el ayuntamiento y el propietario. Lo que sí sabemos es que ahora, después de nuestra movilización y del eco mediático, Parcs i Jardins apoya que el árbol se quede donde está.
También nos anuncia un cambio de ordenanza para poder catalogar árboles particulares, mantenerlos donde estén (cuando se pueda) y poderlos proteger de la furia constructora. Podemos felicitarnos si con todo esto, que ha devorado nuestro tiempo y en mi caso, recrudecido mis dificultades económicas, hemos conseguido salvar algún que otro árbol de esta ciudad, tan limitada en patrimonio arbóreo de calidad.
Veremos si la negociación va más allá y nos conceden la plaza que estaba prevista en 1977. Sigue el mensaje (las negritas son mías):
Benvolgut,
Comparteixo el seu interès per salvar el ginjoler ubicat a la finca situada al carrer d’Arimon núm. 7. Com vostè sap, des del primer moment, els tècnics de Parcs i Jardins han estudiat el valor d’aquest arbre ja que, en estar dins d’una propietat privada, desconeixíem la seva vàlua i, malauradament, no està dintre dels arbres catalogats de la ciutat; fet aquest que serà esmenat en breu ja que hem obert un expedient per catalogar-lo.
És cert, també, que donat el port de l’arbre i la configuració morfològica del carrer, procedir al seu trasplantament entranya elevats riscos de no supervivència. És per aquest motiu que l’Ajuntament va iniciar converses amb els propietaris de la finca per tal d’arribar a un acord que permeti la supervivència d’aquest arbre singular.
Un dels objectius de Parcs i Jardins, en el qual ja fa temps que hi treballem, és tenir el mateix coneixement exhaustiu dels arbres situats en finques privades de la ciutat que tenim dels més de 150.000 arbres ubicats en llocs públics per tal de poder protegir-los. En aquest sentit, en breu iniciarem els tràmits per modificar les ordenances municipals perquè els arbres catalogats tinguin una conservació idònia i, sempre que es pugui, romanguin allà on són. A més, volem col·laborar amb els propietaris d’aquests arbres fent un informe anual de la situació de l’arbre i facilitar-los el tractament fitosanitari quan calgui.
Com pot veure, els nostres interessos són coincidents i desitjo i treballo perquè aquest ginjoler pugui quedar-se finalment on és.
Ben cordialment,
Imma Mayol Beltran
Presidenta Institut Municipal de Parcs i Jardins

En El País de ayer

Foto: Mònica Casanovas, el azufaifo de Arimón, con el cartel de la cons(des)tructora.
Vicenç Navarro, que parece ser casi el único que nos recuerda la realidad en un momento de engaño mediático constante, explica que los indicadores macroeconómicos de crecimiento que llevan a la euforia no coinciden con la microeconomía, con la realidad del empobrecimiento generalizado, del aumento de la diferencia entre las grandes fortunas y el resto, y afirma que "el 74% de la población española considera que las desigualdades sociales son demasiado altas, el mayor porcentaje existente en los últimos 10 años", y advierte: "Pero las encuestas señalan que grandes sectores de las clases populares -la base electoral del Gobierno de Zapatero- continúan insatisfechas, lo cual debiera hacer reflexionar al Gobierno sobre la bondad de algunas de sus políticas económicas y fiscales (que condicionan en gran manera el desarrollo de sus políticas sociales), heredadas del Gobierno conservador anterior, políticas públicas que están contribuyendo al incremento de las desigualdades sociales en nuestro país. Muchas de estas políticas son mera continuación de las políticas del Gobierno de Aznar y son semejantes a las del de Bush. Entre ellas cabe destacar las políticas fiscales encaminadas a reducir los impuestos (manteniendo en líneas generales las reformas fiscales regresivas del gobierno de Aznar), un énfasis en alcanzar un elevado superávit en las cuentas del Estado (el 1,83% del PIB) con excesiva cautela hacia el crecimiento del gasto público y un crecimiento del gasto público social por habitante, que aunque es mucho mayor que el seguido por el Gobierno de Aznar, es todavía insuficiente para converger con el promedio de la UE-15 (tal como prometió el partido gobernante en su programa electoral)."
Lo malo es que sus artículos parecen aislados en un contexto en el que todos los medios hablan de bonanza económica y de milagro español, mientras en la calle, la gente se queja de los precios hayan subido tanto (desde los tomates hasta la vivienda) mientras los sueldos parecen haberse reducido. Luego nadie presta atención a la abstención, que crece en las elecciones, porque ¿quién cree en los políticos?

sábado, julio 21, 2007

Antes y después

Josep Maria Bosch, vecino de Sant Gervasi de toda la vida y ya octogenario, me dio una foto panorámica que he tenido que dividir en dos (la mitad derecha, otro día), donde aparece la casa del azufaifo (abajo, en el centro, la mancha oscura es nuestro árbol) y donde se ve cómo eran los bosques de pinos que poblaban el Putxet y las bonitas casas que caracterizaban este barrio, hoy convertido en un lugar cada vez más mediocre, feo y polvoriento, lleno de mala arquitectura, y que pronto se conocerá como una de las vergüenzas de la Barcelona de Clos y Hereu. Estigmatizado como barrio burgués, Sant Gervasi es también un barrio muy mezclado, lleno de gente mayor con alquiler antiguo y pensión reducida (algunos pasan hambre, me dijo la vicepresidenta de l'Associació de Veïns), lleno de artesanos, menestrals, tapiceros, zapateros remendones, electricistas, pequeños fabricantes de muebles, ebanistas, ferreteros, herreros y un sinfín de oficios que se van perdiendo, en general establecidos en pequeños locales con un esperanzador jardín al fondo. Cuando tiran los edificios dignos de otro tiempo y construyen esas fealdades, lo primero que hacen es arrancar los árboles con saña y convertir la zona obligada de patio en espacios de cemento y baldosas, con su paredón, y sin verde. Es el mundo al revés: cuanto más necesitamos esos árboles para respirar y contrarrestar la contaminación ya grave de nuestra pobre ciudad, más se ensañan con ellos. Lo único que importa es el dinero que generan los parkings, para animar a la gente a usar más el coche, a comprarlo, etcétera. Y yo comprendo que los promotores inmobiliarios, gente horrible y deshumanizada por fuerza, que expande su horror como una mancha grasienta, piensen sólo en sus pingües beneficios. ¿Pero y el ayuntamiento? ¿No se puede esperar nada mejor de nuestra supuesta izquierda? Y la gente ya se ríe al pronunciar esa palabra anticuada. Todo el mundo sabe que la izquierda no existe.
Mi vecino escritor me ha prestado el libro (del que me había hablado ya Lydia Oliva) que escribió Elvira Farreras sobre el Putxet, me dijo que el libro es delicioso, aunque la autora, que era una mujer de la República, secretaria de André Malraux cuando rodaba L'Espoir, y que más tarde se casó con el marchante Joan Gaspar, se hizo célebre con su defensa de las torres del Putxet, pero acabó vendiendo parte de su jardín y probablemente sus hijos fueron responsables de la venta del resto, que acabó convertido en pisos. Una historia bien triste, pero yo ni siquiera culparía a los propietarios, sino a un ayuntamiento y un país que no sólo no protege su patrimonio, sino que lo regaló hace tiempo a la furia constructora.
Lo he dicho al dorso de mi otro blog: yo sigo andando a horas raras, esquivando multitudes ruidosas y sus conversaciones inexistentes o deprimentes, buscando, oteando rincones, esgrafiados y balcones y galerías, casas aún bonitas, árboles... Anoche, al volver de una agradable tertulia, acaricié con los ojos los troncos lisos y elegantes de los plátanos de passeig de gràcia, con sus brazos en alto, las mangas arrugadas en los codos... qué belleza en esa especie de humilde altivez frondosa...
Desde ayer, por iniciativa del dueño de un restaurante del barrio, los balcones y escaparates de estas calles empiezan a llenarse de una especie de pancartas verdes, que reivindican silenciosamente la plaza del azufaifo. Aunque mucha gente se ha ido ya de vacaciones y las tiendas cierran, dentro de poco, el verde se expandirá más y más.
Ayer contaba V, citando a su italiano favorito, que en el Veneto, las azufaifas se llaman zizzole (ella lo asoció a mi z de zbelnu, y si sigo así pronto acabaré firmando con la Z del zorro) y también, que en invierno las usaban las hilanderas, se las ponían en la boca para poder salivar en cada momento.

jueves, julio 19, 2007

Más sobre la suerte del azufaifo

Fotos: Imágenes de un vecino de la calle Arimón, Manel Torres, de pequeño, en la escuela Sant Gregori y en su casa, calle Arimón esquina Pujol, con los árboles de la escuela al fondo (quedan muy pocos. La escuela y el propietario del solar que lo autorizó también contribuyeron al arboricidio generalizado hace años y talaron ejemplares centenarios -un gran sauce y palmeras- para ampliar la construcción.
En TV3, Imma Mayol ha defendido que el azufaifo se quede donde está. Mi lectura de su intervención es que la negociación municipal propone que el proyecto se modifique para hacerle sitio al árbol, pero no que construyan en otro lugar y nos den la placeta del Ginjoler que pedimos, esa plaza que ya estaba prevista en 1977.
José Plumed, conservador del Jardí Botànic de la Universitat de València, experto en árboles monumentales entre otras cosas, escribe a Xavier Argimon sobre nuestro azufaifo. "No conozco ningún azufaifo tan grueso ni por asomo, ni aquí, ni en Europa, lo que no quiere decir que no exista. Estoy de acuerdo en la complejidad y peligro del transplante (...), además si el más osado de nuestros arboricultores, dice que puede morir, debe ser así, aunque imagino que no habrá muchas opciones, los Ziziphus emiten numerosos rebrotes de raíz en toda la longitud de su somero sistema radicular, al menos el que tenemos en el J. botánico. (...) ¿No hay legislación en Cataluña que lo ampare?"
El valor del árbol merece una plaza. La construcción de cimientos cerca implica un peligro. Podría ser que, tras modificar el proyecto y darle algo a cambio al propietario, dañaran esas raíces tan delicadas, como sugiere José Plumed, y el árbol histórico acabara muriendo. En Europa, ese árbol obtendría una plaza. Incluso Oriol Bohigas, que ha contribuido decisivamente a esta nueva Barcelona, nos guste o no, nos ha dado la razón. ¿No nos darán la plaza del azufaifo?
Discrepo de Imma Mayol en la relevancia del número de árboles de Barcelona, que la situaría en un plano superior a otras ciudades europeas. Lo que aquí se consideran árboles parecen matorrales y arbustos comparados con los árboles de Belgrado, de San Petersburgo, de París, de Dublín, de Londres o Berlín. Los parques (incluso los parques madrileños) parecen bosques, no son como nuestros raquíticos y polvorientos jardines de arbustos mediterráneos. Incluso en los barrios de bloques más soviéticos, crecen árboles gigantes y se hace enseguida espesura y esos árboles tienen mucho más poder de oxigenación que los nuestros. Ya sé que estamos en el mediterráneo, que nunca llueve y que con el cambio climático, todo irá a peor. Por eso aún entiendo menos ese ensañamiento con los parques y árboles, ni las plazas de cemento, ni que la gente proponga arrancar los árboles en la SER, como contaba el otro día Cachodepan. Mañana seguiré sobre este tema y los links adecuados, me voy ya...

miércoles, julio 18, 2007

Sobre el árbol que defendemos

Foto: detalle del plano municipal donde se ve la plaza proyectada.
Nuestra reivindicación de la Placeta del Ginjoler no es tan descabellada. En 1977, el propio ayuntamiento de Barcelona, tenía previsto poner una placita en ese mismo lugar. Borja Querol ha encontrado el plano en el Arxiu Administratiu de l'Ajuntament de Barcelona.
Lo cierto es que en este momento, el silencio del ayuntamiento nos preocupa. Los vecinos temen volver de sus vacaciones y encontrarse sin azufaifo. La constructora no se ha resignado y sus máquinas siguen apareciendo por el solar, sus técnicos hacen mediciones para el trasplante (un simulacro que sólo significaría la muerte del árbol) y apartan a los vecinos de muy malos modos. Ayer, un artesano de Vilanova que fabrica tenoras vino a ver el árbol y les pidió a los empleados de Supportis si podía coger un poco de tierra junto al árbol, ya que en la festa major de Vilanova, le echan tierra de otros azufaifos al ejemplar que él mismo plantó. Los de la compañía se negaron a dejarle pasar, le indicaron que lo hiciera a través de la reja, donde predominaba el cemento.
Ese artesano, Pau Orriols, me contó que el azufaifo es el árbol de Mahoma, el mítico árbol islámico de los confines, donde el profeta recibió la revelación y añadió que según el Corán, más allá del azufaifo sólo está dios (junto al azufaifo del confín, junto al cual se encuentra el jardín de la Morada). También me contó que en Persia, el azufaifo es el árbol del amor y que en Italia se dice que alguien está nel brodo dei giugiole (que mis amigos italianos me corrijan la ortografía!) en un caldo de azufaifos, cuando se enamorisca y deslumbra. Y que en Catalunya y en toda España se vendían azufaifas en los cines, en cartuchos como las chufas, y que en Barbate le preguntó a una vendedora de frutos secos y ella le dijo: "¡Claro, pero en septiembre!". Él fabrica sus tenoras con madera secada al menos durante 25 años. Dice que su relación con el ginjoler es casi esotérica y que cada uno le cuenta una historia interesante. La expresión "Ets més eixerit o estàs més content que un gínjol" sólo demuestra, según él, la importancia que este árbol frutal tenía en otro tiempo en este país. Hablamos de la Riera del Ginjoler, de Roses, y del azufaifo de Camarles y del que hay en Arenys en la llamada Casa del paraíso. Todos más pequeños, no tan monumentales como el que ahora amenazan con destruir. Mañana a las 10 am en TV3, programa Els Matins de Josep Cuní, entrevistarán a Imma Mayol sobre nuestro ginjoler. A ver si alguien me lo graba... Llamaron del programa para confirmar la información de presentación. Tal vez mañana sepamos qué han decidido o cuál ha sido el resultado de esa negociación. En la información del programa dicen "Ernest Benach, president Parlament de Catalunya TERTÚLIA Antonio Franco Jordi Juan, Imma Mayol, segona tinent alcalde Ajuntament Barcelona Lead: Solucions pel ginjoler del carrer Arimon."
Entre tanto, dos señores republicanos y octogenarios del barrio nos han enseñado algunas fotos de estas calles, nos han contado historias de cuando el tranvía bajaba por una calle Muntaner muy estrecha, o de cómo destruyeron los bosques de pinos del Putxet durante la guerra, o de un falangista que se cargó el edificio modernista del ayuntamiento del distrito, de cómo se pusieron los nombres de las calles (la calle Wagner, que luego se transformó en la continuación de la horrible Mitre, o la calle Juli Verne, que luego se llamó Saragossa, o la calle Babilonia, convertida en Ciutat de Balaguer...), de la propia calle Arimón y el error de añadirle "Bisbe" al apellido de Sivilla y tantas otras cosas.
Ellos ya sabían que en 1977 estaba previsto hacer una plaza pública (La placeta del ginjoler que pedimos nosotros) y creen que el propietario que compró lo que entonces era el huerto de la finca del azufaifo para construir el horrible edificio que hoy tenemos al lado, con un supermercado putrefacto, logró la licencia de forma irregular.
Una de sus bonitas fotos puede verse en mi otro blog.
Mientras hablábamos, un tendero nos ha avisado que Imma Mayol estaba en la calle; ha venido a ver el árbol antes de ir mañana a tv3; hemos intentado ir a abordarla, pero el coche se la había llevado de vuelta.

lunes, julio 16, 2007

Respuesta a otra de mis quejas

Me quejé al Ayuntamiento de BCN de que los ciudadanos tuviéramos que soportar el ruido de moscardones gigantes de los helicópteros sobre nuestras cabezas para que dos o tres empresas puedan ganar dinero paseando a turistas. Me contestan que es competencia del Ministerio de Fomento, y tienen el detalle de agradecerme la participación. Yo seguiré con esto (aquí oigo otra vez al helicóptero, además de las grúas y maquinaria), aunque tengo otra protesta más grave y es que no haya límite de decibelios para las obras. No sé si debo dirigirme al Ministerio o al Ayuntamiento, pero lo intentaré. Ya que nadie se queja, yo intento compensar...
Alguien me dijo que había leído en La Vanguardia que llegarán más turistas y dejarán menos dinero. Además de la previsión de 49 nuevos hoteles más en Barcelona (aparte de que los precios de dichos hoteles han subido en un año cuatro veces más que los sueldos). Es un escándalo. Aquí sólo importa fomentar ese turismo vulgar de borrachera en la calle, aunque eso obligue a emigrar a los envilecidos y empobrecidos ciudadanos...

sábado, julio 14, 2007

Contaminación de las ciudades: ninguna reacción

El otro día lo leí en El País, aunque ya lo sabía. Después de todo, vivo en Barcelona y soporto la suciedad del aire, el ruido y las molestias, aunque los efectos patológicos sean más larvados y graves de los que pueda controlar. "14% de la población sufre un nivel de contaminación superior al tolerado por la UE. Una de cada cinco personas padecen molestias por el elevado ruido en las ciudades vascas". Lo de las ciudades vascas será porque la gente se queja; aquí simplemente está embrutecida e ignora que uno pueda quejarse del ruido o del aire irrespirable. Probablemente asumen que ahora tienen alergias, asma o bronquitis, que respiran peor o que se encuentran mal sin establecer la conexión. Recuerdo que una vez, en unas obras eléctricas de la calle, pusieron una tapa metálica sobre el agujero y cada vez que pasaba un coche o una moto, la tapa resonaba con un estrépito increíble. Cuando llamé a Fecsa, después de dos noches toledanas, me dijeron: "Qué raro. Usted es la única que se ha quejado..." Y yo vivo en un piso alto, no me imagino cómo dormirían los del primero. Pero siempre oigo esa frase. Aquí, nadie se queja. Ni siquiera en lo cotidiano y personal. Cada vez que se ha ido la luz en este edificio, yo he llamado a la compañía para que reparasen la avería o para informarme de si la habían cortado ellos (¡nunca avisaban de los cortes! otra costumbre antidemocrática). Siempre que era avería me han respondido que no lo sabían y que mandarían unos operarios a arreglarlo. Si yo no llamo, ¿los vecinos permanecen sin luz, esperando que Thor se la devuelva? O tal vez, esperando que yo esté en mi casa y llame. Y en cuestiones políticas... Los ingleses escriben a su MP. Los americanos, a sus senadores. Y les contestan. En Francia los ciudadanos son recibidos y escuchados por los políticos cuando hay un conflicto (al menos, hasta ahora). Aquí somos muy pocos los ciudadanos que decimos esta boca es mía. La gente no es consciente de que los políticos, la policía, las Administraciones están pagados por nosotros, que nuestros impuestos nos dan derecho y que esos funcionarios deberían servirnos, escucharnos, atendernos con respeto. En un país con tradición y conciencia democrática no habría sido posible el trato que recibimos de Paz Molinas, gerente del distrito, cuando fuimos con 450 firmas de vecinos para defender el azufaifo, ni de la técnica municipal encargada de licencias. Ni el silencio posterior, su renuencia a considerarnos interlocutores, unas maneras que recuerdan a tiempos oscuros.
¿Y cuál es la reacción de nuestros políticos para disminuir la contaminación? Yo pensé que tras esa noticia, nos anunciarían inmediatamente la limitación del tráfico, el control de sustancias tóxicas en la construcción, la sustitución de los autobuses contaminantes, el cambio de las sirenas a menor volumen, la introducción de unos camiones de basuras y de limpieza que no hacen ruido, la inversión en energías alternativas, qué sé yo. Pero no, nada.
La única medida de nuestros políticos contra la contaminación es la Ley del Tabaco. Con esos imaginarios "Espais lliures de fum", estamos salvados. Al menos, de nosotros mismos. No de lo que nos hacen ellos. Ni de los que cogen el coche para ir a todas partes, en una ciudad pequeña, donde nunca llueve.

viernes, julio 13, 2007

Mientras los políticos municipales negocian con la propiedad

Foto: William Kentridge, Ritorno d'Ulisse, 1999
Revisemos las posibles soluciones que se plantean en torno al azufaifo.
La solución "española", como dijo Joan Bordas, consistiría en reservar el trozo de terreno (en terraplén) donde ahora crece nuestro árbol como jardín particular o semipúblico del edificio, modificando el monstruoso proyecto de arquitectura mediocre y pisos caros, tal vez elevando su altura para compensar el recorte en los pingües beneficios de plazas de aparcamiento, etc., que obtiene la constructora.
La "solución europea", la que nosotros defendemos, la que sugirió Bordas y ha apoyado Oriol Bohigas y yo misma le propuse por carta al alcalde Hereu, que consiste en negociar una permuta con el propietario y expropiar la totalidad de ese solar de 30 x 10 para convertirlo en la Placeta del Ginjoler. Esta solución significaría un cambio de orientación en la política arboricida, antiecológica y antisostenible que ha prevalecido hasta ahora en este país. Sería una manera de consolidar lo que ya se ha convertido en un símbolo para este barrio malinterpretado, sobreconstruido y sin verde. Y es la única solución que espero que triunfe.
Y anteayer, en su visita al azufaifo, la vicepresidenta de la Asociación Española de Arboricultura, Carme Hilario, nos propuso lo que ella definió como "la solución americana". Reservar ese cuadrángulo de 10 x 10 donde está el azufaifo y (expropiar) unir los dos patios vecinos para convertir el rectángulo en un jardín más profundo para el barrio, que podría ser semiprivado y abierto al público con un horario restringido.
Ya sé que estoy monotemática y que al leer los periódicos hay otros muchos asuntos que comentar. Pero el tema del azufaifo está pendiente de resolución, y probablemente se resuelva de un modo u otro en este mes de julio.

En El Mundo Catalunya, Lluís Maria Todó

Foto: Mark Rothko, Untitled, 1986 L'últim Arbre de la Llibertat LLUÍS MARIA TODÓ
Sempre m'ha semblat fascinant que un ciutadà pugui preguntar-li a un altre, pels carrers de Barcelona, si se sent més català que espanyol, o més espanyol que català, i quina proporció de patriotisme atorga a cada una de les pàtries repartides. Ara bé, que hi hagi ciutadans que responguin a la pregunta sense riure, que posin Espanya en un dels platets de la patriòtica balança, i Catalunya en un altre, s'escoltin el cor, i decideixen si «se senten» (tal qual) una mica més catalans que espanyols, o bas-tant més espanyols que catalans, o una mica de cada, o mig i mig, o gens d'una pàtria i tot de l'altra, això, la veritat, em deixa sumit en la perplexitat més aclaparadora.
A mi no m'ho han preguntat mai, però estic esperant que algun entrevistador m'abordi pel carrer, per respondre: «Jo em sento de Sant Gervasi de Cassoles al cent per cent». Ja sé que el noi o noia em dirà que això no val, però jo li diré que ho sento molt, que o Sant Gervasi o res. Aleshores l'enquestador probablement em mirarà amb cara de commiseració i em deixarà tranquil, que és el que volia.
Per mi, ser patriota de Sant Gervasi té raons biogràfiques, és el barri on vaig néixer i on he viscut quasi tota la vida, però també raons sentimentals, i no parlo de cap instint de pertinença, em refereixo als sentiments barrejats i contradictoris que suscita l'evocació d'aquest nom entre una part de la població local.Un exemple: fa uns anys, una ínclita ressenyadora del diari Avui em criticava que hagués triat Sant Gervasi com a escenari d'algunes novel·les meves, i ho argumentava així (transcric literalment): «Per a la majoria de possibles lectors i lectores aquesta realitat no deixa de ser artificiosa i llunyana». ¿Des d'on escrivia aquesta noia, que em veia tan lluny? ¿I per què trobava artificiós el meu barri, que per cert és el barri de Joan Maragall, Riba, Rodoreda, Foix i Jordi Hereu, i on resideixen Jordi Pujol i Pasqual Maragall? ¿Algú pot dir-me què carai és un barri «artificiós»? Sigui quines siguin les respostes A aquestes preguntes, a mi em sembla innegable que si un barri sembla «llunyà i artificiós» a una recensionista de l'Avui, és que és un bon barri.
Havia sigut un bon barri, això segur: hi havia cines, jardins, torres senyorials i torretes menestrals i de «querides», totes amb jardins, reixes, arbres, ocells, silenci. Tot això es va acabant: fa anys que no tenim cines, de les grans torres del passeig de la Bonanova ja en queden molt poques, les torretes i els arbres, els veig com van desapareixent dia a dia des de la terrassa de casa, i ara per tenir silenci m'haig de posar taps a les orelles. Fa unes setmanes, van tirar a terra l'última torre que quedava al carrer Arimon, i de cop vam veure alarmats com també perillava un arbre magnífic, un bellíssim ginjoler, que ha resultat tenir més de dos-cents anys. La meva veïna, l'escriptora Isabel Núñez va començar a fer trucades a la guàrdia urbana, a l'Ajuntament, a la junta de districte, tot de gestions que molts contemplàvem amb escepticisme. Però no, ella i una altra Isabel, filla de l'editor i escriptor Mario Lacruz, han posat el barri en peu de guerra per salvar el ginjoler, que ja hem vist als diaris i a alguns canals de televisió. Ara, els veïns baixem al carrer, comentem la jugada, ens il·lusionem pel futur d'aquesta nova versió de l'Arbre de la Llibertat i mirem l'horitzó, barrat per desenes de grues. La pròxima vegada que em preguntin per la meva pàtria, diré que em sento «sobretot del carrer Arimon».
El Mundo, edició de Catalunya, 13 de juliol 2007

jueves, julio 12, 2007

Ayer en El Periódico, Oriol Bohigas

EL PATRIMONIO URBANÍSTICO // ORIOL BOHIGAS
El ejemplo del azufaifo
• La conservación de las antiguallas forma parte de un consenso en el que coinciden progres y reaccionarios
Una generosa costumbre de los jóvenes arquitectos de los años 60 y 70 fue organizar protestas y manifiestos en defensa del patrimonio arquitectónico amenazado de derribo por nuevas construcciones más bien especulativas, a menudo de calidad baja y tergiversadoras del contexto urbano. Así se salvaron algunos edificios modernistas que aún no estaban valorados. Un método habitual era pedir firmas a personalidades conocidas. Para la defensa de un edificio del paseo de Gràcia, un joven arquitecto fue a pedir la firma de Josep L. Sert, el arquitecto más importante de la época republicana, líder del GATPAC, discípulo de Le Corbusier, decano de Harvard. Sert casi lo tiró por las escaleras, recordándole que cuando él era joven firmaba manifiestos a favor del derribo de los edificios y los barrios anticuados y degradados para poder sustituirlos por una nueva arquitectura y un nuevo urbanismo al servicio de las nuevas necesidades, la nueva cultura e, incluso, la nueva política urbana.
El arquitecto joven bajó las escaleras convencido de que Sert había demostrado ser más joven y más moderno que él, pero pensando en que los ideales defendidos por el maestro quizá fallarían precisamente por la falta de calidad de la arquitectura que sustituiría las antiguallas y por la ausencia de un superior valor social o cultural, sometido a la especulación inmobiliaria. Es decir, que la sustitución, como decían los conservadores, podría ser un empeoramiento radical. Ahora ya no es preciso pedir firmas: la conservación de las antiguallas forma parte de un consenso universal en el que coinciden las asociaciones de vecinos más progresistas, los programas electorales más rancios y populistas, las clases sociales más conservadoras, los profesores universitarios más mezquinos y los enemigos sistemáticos de cualquier revolución por modesta que sea. Esto ha llegado a tal extremo que quizá habría que aconsejar a los jóvenes arquitectos de hoy que cambiaran en redondo los propósitos de los años 60 y 70, es decir, que propagaran la necesidad de modernizar, sanear y rehacer física y socialmente los barrios degradados y las arquitecturas deterioradas. Si lo hiciesen con cabeza, podrían mantener, también, en paralelo, la defensa de lo que realmente vale la pena conservar según razonamientos no exclusivamente reaccionarios y conservadores. Es decir, conservar lo que es un auténtico monumento significativo por el que vale la pena sacrificar otros valores y que por su situación, carácter e historia puede sugerir una utilización que introduce nuevas posibilidades sociales, posiblemente menos presentes en una remodelación más autista. Sería, pues, el momento de superar la absurdidad de las normativas "estéticas" de los centros históricos, las imposiciones que conforman el "gusto" reaccionario, el arqueologismo abstracto y la museología urbana y, en cambio, mantener y estimular los dos únicos criterios serios a favor de la conservación y el respeto: la validez monumental y testimonial y el fomento de nuevos usos sociales.
Un ejemplo --modesto pero muy significativo-- es la pequeña batalla desencadenada en Barcelona por la defensa de un árbol centenario: el azufaifo de la calle de Arimón esquina con Berlinès. En este caso, la protesta vecinal presenta los argumentos válidos y no se pierde en intereses particulares ni en exageraciones conservadoras. Me resulta más simpática esta reivindicación que las exigencias técnicamente mal formuladas sobre la conservación física de Can Ricart, por ejemplo, y otros desperdicios de la triste industria ochocentista. El azufaifo responde a las dos condiciones básicas. Según los técnicos, se trata de un ejemplar realmente monumental, como hay pocos --o ninguno-- en toda Catalunya. Y, por otro lado, la conservación del árbol sugiere la sustitución de una propuesta de arquitectura bien poco significativa, que si se tirara adelante no serviría para mejorar la calidad de Sant Gervasi, descolocado entre una tradición de casitas individuales y la imposición de un sistema de apartamentos sosos, sin carácter, consecuencia de unas absurdas ordenanzas basadas en la anchura de las calles, sin tener en cuenta la unidad de la manzana y el carácter ambiental. En cambio, la creación de un pequeño jardín, por sí solo y pese a su modestia, generaría un cambio de calidad en todo el barrio. Y quizá sería una afirmación del retorno de la política urbana municipal hacia aquello que cambió la ciudad a partir de los 80: las pequeñas intervenciones en el espacio público de cada barrio, cuya suma acabó transformando la imagen y los usos de buena parte de la ciudad. Tras pasar una temporada invocando la "grandeza" de las grandes operaciones urbanas a escala metropolitana, no estaría de más volver a las pequeñas acciones puntuales. Y poner el azufaifo como ejemplo.
En catalán hablamos de "ser tan eixerit com un gínjol", seguramente sugiriendo la velocidad y los brincos imprevisibles de los frutos del azufaifo cuando caen y saltan muy juguetones por todo el entorno. Esto es lo que queremos: que los azufaifos de la calle de Arimón se extiendan por el entorno y lo colonicen. Hay que conservar el árbol, pues, porque es un auténtico monumento, pero, principalmente, porque por sí solo puede generar un enriquecimiento del espacio público que nadie habría imaginado sin su actitud presidencial y su grito de supervivencia.
*Oriol Bohigas, Arquitecto

martes, julio 10, 2007

Tiene toda la razón

Foto: David Cirici. Yo escribiendo en Serrat, en 1997
Tiene toda la razón Félix de Azúa en su artículo Avaros y sin embargo suicidas, en El País. El artículo no tiene desperdicio, y como yo no suelo estar de acuerdo con él, me preocupa un poco la coincidencia. Significa que son tiempos tan malos que acabamos estando de acuerdo con personajes lejanos, de los que disentiríamos en una situación normal. En la destrucción del paisaje, en la saña y brutalidad con que se ha derrumbado (y sigue) este pobre país, no sólo estoy de acuerdo con Azúa, sino que debo reconocer que está hoy sembrado.
También estaba sembrado Vila-Matas en su Dietario voluble del domingo, hablando del control de los aeropuertos, otro tema habitual de estos blogs míos.
Y otro artículo importante de hoy es el de Borja de Riquer i Permanyer sobre la memoria histórica. Dice justamente lo que hay que decir. Y yo, que he estado releyendo Los girasoles ciegos, ese libro magnífico de Méndez (novela para unos, relatos para otros) sobre la Guerra Civil, y viendo algunas películas para el Projecte de Memòria Històrica del grupo de psicoanalistas, como el documental Les fosses del silenci, no puedo estar más de acuerdo en su idea de saber explicar y asumir los errores y horrores del pasado, de que este país pueda al fin hacer su duelo por lo que ocurrió, en lugar de tapar las heridas mal cerradas, que siguen supurando de mala manera, y restituir, reconocer y reparar a los que fueron víctimas.
Hoy he tenido el helicóptero plantado sobre mi cabeza toda la mañana. He llamado a Civisme para protestar, aunque me temo que en vano.
Las noticias sobre la contaminación de las ciudades españolas me confirman mi idea de que en estos tiempos vivimos el mundo al revés: lo importante es que no se fume en los lugares públicos, aunque la contaminación nos ahogue y nos mate, ¿a quién le preocupa? Ni siquiera nos avisan de los niveles. Lo importante es vigilarnos y protegernos de nosotros mismos, vejarnos en los aeropuertos, observarnos con el helicóptero, no dejarnos fumar, aunque ni se molesten en consultar las listas de la Interpol de los pasaportes falsificados, y no nos dejen llevar cortauñas, pero se deje pasar a terroristas cargados de plutonio, y no se prohíban los pesticidas ni los productos tóxicos en la construcción. Lo importante es que no pasemos con nuestras botellas de agua de precio normal. Aunque en los trenes cualquiera pueda poner bombas. Todo es absurdo, y la policía no hace más que crecerse, policía sin fronteras, ahora con atribuciones casi legisladoras, ya lo avisó Derrida hace un montón de años.
En la página web de Monumenta hay una referencia a nuestro azufaifo y su catalogación.

lunes, julio 09, 2007

Antoni Puigverd en La Vanguardia, mensaje a Imma Mayol y su respuesta

Foto: Plaça Catalunya a vista de pájaro (en esperanto: Placo de Xatalunujo je birda rigardo)
Sra Mayol,
Li envio l'article que surt avui a La Vanguardia, d'Antoni Puigverd. Dos articles a El País (Arroyo, Vila-Matas), dos a La Vanguardia (Vilardevall, Puigverd), una altra pàgina a l'Avui, dos dies als Matins de Josep Cuní de Tv3, avui a BTV a les 13:30, Europa Press de difusió nacional espanyola, España Directo, la Ser, i continuarem, perquè estem convençuts que és important i que hem de resistir contra la política del maó, que ha destruït ja per sempre bona part de la costa, de les ciutats i del país sencer, i que aguditza els problemes de l'escalfament global, que ens roba el paisatge i la bellesa i la quietud.
Gràcies per l'atenció
Isabel Núñez

Las pérdidas irreparables
ANTONI PUIGVERD
Que unos vecinos intenten salvar un árbol parece un modestísimo objetivo. Pero se ha convertido en una batalla simbólica: la cruda razón económica contra la melancolía por las pérdidas irreparables de nuestro tiempo. El árbol es un monumental azufaifo o ginjoler, situado en un pequeño jardín del cruce Arimon-Berlinès, perteneciente a una entrañable torrecita de aspecto menestral, que no burgués, característica de la Barcelona de montaña. Los vecinos consiguieron en su momento forzar del Ayuntamiento cierto compromiso para salvar el ginjoler que reinaba casi en solitario en el menudo jardín y que, protegido por un discreto muro, ha regalado durante más de un centenar de años su amable verdor a los que han transitado por aquel lugar.
El compromiso consistió en asegurarlo por una importante cantidad para evitar que la constructora lo destrozara y garantizar que pudiera ser trasladado al jardín de Vil·la Florida. Según reputados expertos, la monumentalidad del árbol sufrirá una irreparable agresión a causa de la contundente poda que exigirá su paso por la estrecha calle Arimon, única salida hacia vías más amplias. Siendo un árbol muy mediterráneo, resistente como pocos a la sequedad, otros temen que muera: el azufaifo hunde mucho sus raíces, que sufrirán tremendos daños con los sistemas modernos de trasplante. Ya el viejo Aribau en su celebre Oda a la Pàtria, usaba la metáfora del árbol trasplantado que nunca será el que fue: “Son gust perden los fruits, e son perfum les flors”.
Sostiene el ingeniero Xavier Argimon, cuyo informe científico ha colgado la combativa escritora Isabel Núñez en su blog, que el azufaifo perteneció a una masía del antiguo pueblo de Sant Gervasi de Cassoles. Es obvio que el ginjoler fue respetado cuando se urbanizó el entorno, ya convertido en barrio barcelonés, momento que –imagino– coincide con la construcción de la casa hoy condenada. Una humilde casita de dos plantas, con sencillas galerías abiertas al jardín del azufaifo. Estuve el otro día paseando por la calle Arimon, en la que nunca había estado. La casa ya ha sido arrasada y el árbol aparece desnudo, a pesar de su frondosidad, sin la protección del muro. Desnudo y desvalido ante el voraz presente que todo lo tritura. No guarda relación alguna, esta callejuela cruzada por Muntaner, con mi tópica visión de un Sant Gervasi de calles ajardinadas en las que abundan las criadas filipinas y las señoras bronceadas que descienden de un BMW cargadas de bolsas de Gonzalo Comella. Al contrario: el ambiente es de clase media apretujada. No parecen abundar los alegres dispendios. Ancianas temblorosas que dan las gracias cuando bajas de la acera para cederles el paso, niños que pasan las vacaciones en el portal, pequeñas tiendas que resisten, con el espíritu de los setenta, el invencible zarpazo de las franquicias uniformadoras, el imperial dominio de los grandiosos centros comerciales. Apenas quedan ya detalles en esta zona que permitan evocar los retratos literarios que de ella hizo Mercè Rododera. En esta parte del barrio de Sant Gervasi, las casas de discreto encanto menestral están siendo aplastadas por la fiebre del ladrillo de oro. El cruce de Arimon con la calle Camp conforma una plazuela harto significativa: los dos edificios que componen la plaza en dirección al mar son relativamente nuevos, pero su pretenciosa linealidad y sus llamativos materiales ya cantan, pasados de moda. Los que componen la plaza en dirección montaña son simplicísimos edificios con reminiscencias modernistas, que no sólo han envejecido bien, sino que aportan los últimos detalles de gracia a estas cada vez más anodinas calles. Otra de las casas que resisten es la escuela Sant Gregori, en la que se formó el alcalde Hereu. Sus heroicos sauces y palmeras son todo lo que resta del verde que contempló Rodoreda setenta años atrás.
Por la calle Arimon pasó, sin duda, una adolescente ensimismada que residía todavía más arriba, en una casita menestral como la que ahora ha sido derribada. Las paredes de la casa en la que la chica convive con la familia de su hermano y con un inquietante cuñado están llenas de manchas de humedad. Los grifos gotean, los óxidos avanzan. Colorean el pequeño jardín rosas y naranjas amargas. La chica se llama Ángela, pero su tío, lector de los clásicos, la rebautizó como Aloma, nombre de una protagonista de Ramon Llull. “Lo primero que una chica debe tener es un nombre bonito”, escribe Rodoreda. Aloma desciende hacia Muntaner para coger el tranvía hacia Barcelona “respirant l'aire perfumat de terra humida dels jardins petits de Sant Gervasi”.
Ya nadie percibirá, en esta calle, el inefable perfume de la tierra mojada. Ya nadie probará el curioso fruto del azufaifo: forma de oliva, color caoba, pulpa dulcísima y leñosa. ¡Curioso país promotor de la memoria histórica que convierte en parque temático para turistas las grandes catedrales y los magnos edificios del pasado, pero que condena sin inmutarse, arrodillado ante el ladrillo de oro, las modestas arquitecturas del pasado que permitirían a las gentes de hoy y mañana trenzar su existencia con la de un ayer concreto y tangible! ¡Curiosa memoria histórica la que instrumentaliza los hechos del pasado a beneficio de cierta progresista retórica presente, pero que sacrifica, sin una sombra de duda, los pequeños jardines que perfumaban la vida de las gentes menestrales!
Resposta d'Imma Mayol
Benvolguda Sra. Núñez,
Li agraeixo la informació que m'ha fet arribar. Com sap, des del primer moment, els tècnics de Parcs i Jardins i els del districte estan treballant per poder arribar a un acord amb la propietat per tal que el ginjoler quedi en la localització actual.
Ben cordialment,
Imma Mayol

viernes, julio 06, 2007

Carta a Imma Mayol con informe técnico

Foto: Linda Danz, My Favorite Bench, Central Park, NY, 2006
Senyora Mayol: De tots els informes que ens han fet sobre el ginjoler, aquest que escriu l'enginyer tècnic agrícola Xavier Argimon de Vilardaga, és potser el més clar, ben descrit i ben argumentat. Em sembla que està clar que, si li fem cas i preservem el ginjoler al seu lloc i li fem un jardí, tothom sortirà guanyant, el barri, pel significat simbòlic, històric i de cohesió social, la ciutat, que tindrà el primer gran exemple sostenible de preservació d'arbres adaptats al canvi climàtic, l'ajuntament que ho propicia, i que trenca amb una tradició arboricida, negociant una permuta amb el propietari..., i el país, perquè Catalunya ha de deixar de destruir el patrimoni verd i començar a respectar de veritat, no amb trasplantaments arriscats i sovint fracassats, sinó amb negociació per a l'expropiació i la recuperació dels arbres privats que han esdevingut patrimoni i identitat dels barris urbans. Moltes gràcies per l'atenció Isabel Núñez

INFORME SOBRE EL GINJOLER DEL CARRER D’ARIMON

1. Objecte de l’informe

Confirmació de la identificació i valoració de la singularitat i de la idoneïtat de la preservació d’un arbre situat al carrer d’Arimon de Barcelona, davant la possibilitat que quedi afectat pel projecte d’enderroc de la finca en què es troba.

2. Dades de camp

Situació: Carrer d’Arimon, núm. 7, del barri de Sant Gervasi de Cassoles.

Municipi: Barcelona.

Comarca: Barcelonès.

Identificació: exemplar pertanyent a l’espècie Ziziphus jujuba Mill.

Perímetre de tronc o volt de canó a 1,3 m: 187 cm.

Alçada: 12 m.

Amplada de la capçada (mitjana): 13,5 m.

Edat estimada: 150-200 anys.

3. identificació

S’identifica clarament l’exemplar esmentat com a pertanyent a l’espècie Ziziphus jujuba Mill. (català: ginjoler; castellà: azufaifo) de la família Rhamnaceae i d’origen xinès.

Conec l’exemplar en qüestió des de fa molts anys, ja que jo mateix el vaig identificar arran de la publicació del llibre del qual soc coautor El árbol en jardinería y paisajismo (F. Navés et al., Ed. Omega, 1992).

4. estat de l’exemplar

El seu estat sanitari és a cop d’ull molt satisfactori, amb plenitud de fullatge i només alguns branquillons secs. A prop de la creu de l’arbre hi ha el monyó de dues branques principals baixes, podades ara fa uns anys.

Caldria efectuar una poda de neteja o de sanejament segons l’NTJ 14C part 2: Manteniment de l’arbrat: poda, Col·legi Oficial d’Enginyers Tècnics Agrícoles de Catalunya, 1998.

5. importància del ginjoler

Segons la bibliografia consultada el ginjoler és un arbre que resisteix enormement la sequera i per tant està perfectament adaptat a les condicions de canvi climàtic que ens venen al damunt. Malgrat el seu origen oriental, l’arbre ja era conegut pels grecs clàssics tardans, pels romans i pels àrabs, i és cultivat des de temps remots a la Regió Mediterrània, tant pels seus fruits comestibles com per les seves propietats medicinals. De la seva fusta, extremament dura, se’n fan instruments musicals com ara la gralla i la tenora, per la qual cosa l’Associació Sardanista Tot Bellvitge en va plantar dos exemplars al Parc de Bellvitge de l’Hospitalet de Llobregat.

6. singularitat de l’exemplar

En diferents fòrums havia comentat l’existència d’aquest exemplar de ginjoler, de notables característiques que el fa únic no només a Barcelona sinó que també probablement a tot Catalunya i fins i tot a Espanya i a Europa. En alguna ocasió havia subratllat la conveniència de la seva protecció com a arbre monumental o singular.

A Barcelona hi ha un altre exemplar d’aquesta espècie que sí que està catalogat i convenientment protegit. Es tracta d’un ginjoler situat als Jardins de Joan Maragall, catalogat amb el núm. 0138-03-98 com a arbre d’interès local, i que segons dades del propi Ajuntament de Barcelona el 1998 feia només 130 cm de perímetre, 7 m d’alçària i 9 m de diàmetre de capçada. N’hi ha altres de més petits, dos al Jardí de la Universitat de Barcelona i al Jardí Botànic de Barcelona i un al Jardí d’Aclimatació de Montjuïc, i alguns altres recentment plantats.

A Catalunya hi ha un altre ginjoler (ginjoler de Can Mató) al terme de Regencós (Baix Empordà) de 180 cm de perímetre, 7 m d’alçària i 10 m d’amplada de capçada que segons Lluís Madrenas podria tenir una edat de 600 anys. Està censat però no catalogat com a arbre monumental o singular. A la mateixa comarca, al terme de Santa Cristina d’Aro n’hi ha un altre exemplar (ginjoler del Mas Bas) de mides més petites, 140 cm de perímetre, 8 m d’alçària i 9 m d’amplada de capçada, tampoc catalogat. A la mateixa comarca n’hi ha censats altres de més petits. A la comarca de la Selva hi ha un altre exemplar al terme de l’Esparra, municipi de Riudarenes que encara no està censat ni mesurat. Tot i això, cal considerar el ginjoler com a una espècie més aviat rara en el nostre país.

La presència fins fa unes dècades de fabricants de tenores i gralles en algunes contrades del Principat explicaria la persistència d’alguns exemplars de ginjoler que han sobreviscut a aquesta activitat tan nostrada.

Segons Mariano Sánchez García els exemplars més singulars de la Península Ibèrica estarien localitzats a Múrcia. S’ha consultat a José Manuel Sánchez de Lorenzo-Cáceres, de Múrcia, coordinador de la Flora Ornamental Española (Asociación Española de Parques y Jardines Públicos, 2000-), i no té constància de cap exemplar d’aquestes característiques a tota la regió de Múrcia, Andalusia i País Valencià. Tampoc n’hi ha ressenya al llibre Árboles históricos y monumentales de la Región de Murcia (R. Montes, E. Mengual y J. García, 1997). A les Illes Balears on també s’ha cultivat no hi tampoc constància de cap que es pugui considerar com a singular. El mateix passa a les fonts consultades de França i Itàlia, país en el qual, a la ciutat de Pàdua, està documentat un ginjoler de 115 cm de perímetre i 6 m d’alçada. Segons Sánchez de Lorenzo un ginjoler de 100-125 cm de perímetre de tronc ja s’ha de considerar com a bon exemplar.

Una altra característica a tenir en compte és que l’espècie sol ser arbustiva, amb molts rebrots a la base de manera que constitueix una sèrie de troncs retorçats que en total no solen superar els 8 o 10 m d’altura. El nostre ginjoler té un sol tronc i està lliure de rebrots a la base, la qual cosa fa sospitar que ha estat conreat intencionadament com a arbre d’un únic tronc en eliminar sistemàticament els esmentats rebrots. Això a més voldria dir que possiblement l’arbre formava part d’un hort d’una antiga masia o caseta amb jardí del poble de Sant Gervasi de Cassoles i està per tant lligat a la seva història, cosa que s’hauria d’investigar en els arxius corresponents. Atesa la utilització de la seva fusta per a la confecció d’instruments musicals, la seva existència fa albirar una possible presència a Sant Gervasi d’aquesta activitat artesanal.

7. dificultat de trasplantament

Una de les possibilitats de preservació considerada per a aquest arbre és el seu trasplantament a un jardí públic. Estic totalment convençut que el seu trasplantament seria un fracàs, és a dir comportaria la seva mort, encara que es dugués a terme de la millor manera possible, amb un pa de terra el més gran possible i en la millor època possible. El ginjoler té un sistema d’arrels molt profund, cosa que precisament fa que s’adapti perfectament en zones de clima sec o mediterrani com el nostre. Aquesta característica fa disminuir dràsticament la possibilitat d’èxit del seu trasplantament tal com indiquen les fonts fidedignes consultades. A més si es dugués a terme caldria efectuar una poda dràstica per poder sortir pel carrer Arimon o Berlinès fins a una via més ampla. Aquest fet desvirtuaria el seu caràcter monumental atorgat per la seva magnífica capçada.

8. oportunitat de la seva protecció

De tota la recerca efectuada en resulta que el ginjoler del carrer d’Arimon és l’exemplar més vell i més gran de Barcelona i probablement de Catalunya i d’Espanya, i fins i tot podria ser-ho de tot Europa. El fet que l’arbre estigui situat en plena zona urbana incrementa el seu caràcter monumental, car la majoria d’arbres monumentals es localitzen en zones rurals o boscoses.

Tal com reconeix la Declaració del Dret a l’Arbre a la Ciutat, coneguda amb el nom de Carta de Barcelona, a la qual està adherit l’Ajuntament de Barcelona, “l’Arbre contribueix a l’arrelament de la Cultura en el lloc i en la millor de les condicions d’habitabilitat en el medi urbà, essent ambdós factors determinants de la Qualitat de Vida a la Ciutat”. I tal com la Carta compromet “cal situar l’Arbre en el seu paper bàsic, com un dels primers Recursos Patrimonials de la ciutat”.

Atesos tots aquests principis i el caràcter excepcional del ginjoler del carrer d’Arimon, així com la total inconveniència del seu trasplantament, recomano fermament la seva catalogació i preservació in situ. Al meu entendre, si el ginjoler del jardins de Joan Maragall ha rebut els honors que el protegeixen, el situat al carrer d’Arimon, per la seves superiors dimensions, el seu perfecte estat i el seu possible caràcter històric, mereix com a mínim els mateixos.

9. PRESERVACIÓ DE L’ARBRE I DEL SEU ENTORN

La mateixa Carta de Barcelona reconeix que “el desenvolupament de l’Arbre a la ciutat ha de donar-se en tota la seva plenitud, aprofitant tot el que ens ofereix i en tota la seva potencionalitat, si disposa de l’espai i les condicions que requereix”.

És per aquest motiu que crec que no només que s’ha de preservar l’arbre in situ sinó que s’ha de dotar de l’espai suficient per a què pugui viure i es conformi al seu entorn un espai apropiat a la seva magnitud. Per això crec que de preservar l’espai al seu entorn que formava el jardí de la finca, de mides aproximades 10 x 10,6 m.

10. protecció de l’arbre durant les obres

A més, mentre durin les obres a la part edificable del solar, s’haurien de dur a terme les mesures de protecció del ginjoler segons estableix l’NTJ 03E: Protecció dels elements vegetals en els treballs de construcció, Fundació de l’Enginyeria Agrícola Catalana, 2a edició, 2005, en especial l’establiment de l’entorn del ginjoler abans esmentat com a zona de protecció de l’àrea de vegetació dins de la qual no hi ha de circular cap maquinària, no s’hi ha de fer cap rasa ni cap altra excavació ni moviment de terres, ni aportacions de materials estranys, ni pavimentacions, ni sobrecàrregues temporals, ni abocaments de terres i residus.

11. conversió del seu entorn en un espai enjardinat

Finalment proposo convertir l’entorn del ginjoler en un espai enjardinat o una placeta per a gaudi del barri. Qui sap si aquest arbre arribarà a ser el símbol del barri que ara manca.

Xavier Argimon de Vilardaga

Barcelona, 5 de juliol de 2007

jueves, julio 05, 2007

Informes técnicos sobre el azufaifo

Ilustración: Ficus Racemosa, Frederick Polydore Nodder
Transcribo aquí parte del informe que ha hecho sobre nuestro azufaifo otro prestigioso ingeniero técnico agrícola,
...En relación con la polémica suscitada por la posible desaparición de un ejemplar de árbol de la especie Ziziphus jujuba Miller (familia Rhamnaceae), sito en la calle Arimón de Barcelona, debido a obras de derribo y de nueva construcción, informa de lo siguiente:
Que dicho ejemplar posee al parecer una medida de perímetro de tronco de 187 cm, lo que para las características de su especie y en las condiciones climatológicas de nuestra zona mediterránea lo convierte en un ejemplar totalmente digno de catalogación.
Que dado el lentísimo crecimiento de la especie, debido a la peculiar forma de engrosamiento de las ramillas en las que el brote de las nuevas hojas se repite sobre el mismo punto año tras año, y teniendo en cuenta las dimensiones actuales del árbol, estamos ante un ejemplar de más de 120 años de antigüedad con toda certeza, lo que parece confirmarse por relatos personales de vecinos del barrio.
Que consultados la mayoría de catálogos de árboles singulares publicados hasta la fecha en España, tan solo se citan unos pocos ejemplares de características parecidas, por lo que estamos con bastante probabilidad ante un ejemplar importante, lo que refuerza la necesidad de su catalogación.
Que una característica de esta especie, y de otras muy relacionadas del mismo género, es la formación de una raíz principal profunda, por lo que en su cultivo se aconseja llevarlo a su emplazamiento definitivo lo antes posible. Mi experiencia personal lo confirma, pues hemos intentado el trasplante de árboles muy jóvenes cuando estaban en período invernal de reposo y, aún así, se fracasó en numerosas ocasiones.
Esto nos indica claramente que si se intentara el trasplante de este notable y añoso ejemplar, estaríamos abocados al fracaso con toda probabilidad.
Además, en dicha operación habría que realizar una poda de reducción de copa muy importante, lo que comprometería la actual estética del árbol, que ya nunca sería la misma; y en el supuesto caso de que sobreviviera solo parte del fuste del árbol, éste comenzaría a brotar a su libre albedrío, perdiendo igualmente su actual porte. En ambos casos, y siempre ante el hipotético y más que improbable caso de que sobreviviera al trasplante de una u otra manera, tardaría muchos años en volver a tener una copa de cierta envergadura, y ya nunca sería el mismo árbol, perdiendo su actual interés.
Por otro lado, pues he tenido ocasión de observar fotografías, lo estrecho de la zona hace difícil el empleo de maquinaria pesada para lograr un cepellón de ciertas dimensiones y para el posterior traslado del árbol.
En definitiva, si se desea preservar el árbol, lo que sería deseable tanto por sus características botánicas como por sus implicaciones sociales y culturales en el barrio donde se emplaza, debería permanecer en su actual emplazamiento, procurando mantener el suelo a su alrededor sin modificaciones sustanciales que pudieran afectar a su sistema radicular.

miércoles, julio 04, 2007

El azufaifo, condenado a muerte por el Ayuntamiento

El triunfo de la Muerte, Brueghel
A pesar de los informes de TODOS los expertos consultados, en el sentido de que el azufaifo de la calle Arimón-Berlinès es un ejemplar excepcional, que en Europa no hay documentado ninguno como éste y que el traslado sería su muerte en el 95% de probabilidades, y que si sobreviviera, la poda radical que habría que hacerle para sacarlo de esa calle estrecha le haría perder su forma y monumentalidad para siempre, el Ayuntamiento y Parcs i Jardins han decidido trasladarlo en diciembre. Han resuelto su catalogación, demasiado tarde. Pero si otorgan al propietario la licencia de construcción, es dudoso que ese propietario espere a diciembre a alisar el terreno o excavar los cimientos y en cuanto entre una máquina al solar, el árbol resultará gravemente herido. Poderoso don dinero.
Dicen que intentarán un traslado sin efectuar esa poda radical, y que si se resuelve que tal traslado es inviable (a pesar de las grúas, sacarlo de la calle sin cortarlo mucho parece imposible), se replantearán negociar con el propietario. Y lo trasladan a la pobre Vil·la Florida, que fue una casa bonita con un jardín frondoso en tiempos de abandono y que las excavadoras municipales convirtieron en una burla de jardín con su lema "renovació de l'arbrat" (de ochenta árboles a cinco ejemplares dignos y los demás enanos. La reforma del edificio es miserable, han conseguido desgraciarlo). Me contó otro experto que, para el ayuntamiento, un lugar boscoso es un lugar que propicia la delincuencia.
El país más arboricida de Europa quiere continuar siéndolo. El ayuntamiento de Barcelona quiere seguir con su política antisostenible y antiverde, donde el mercado inmobiliario es lo importante y la fisonomía del barrio, la calidad de vida de los ciudadanos y el patrimonio no son relevantes.
Pero nosotros no nos rendimos. La indignación y la necesidad de resistir siguen vigentes. Recurriremos, procederemos, convertiremos esto en un símbolo.
De momento, tenemos otros dos nuevos informes de expertos que valoran la excepcionalidad del ginjoler y recomiendan tajantemente que no se traslade puesto que ese traslado lo matará o "convertirá el hermoso árbol en un muñón", como ha dicho uno de ellos.
Esta mañana (ya jueves 5) he llamado a Civisme, al 900226226 para protestar por el helicóptero, que llevaba aquí una hora rondando como un moscardón, y recordándome que los políticos, pagados con nuestro dinero, no respetan nuestros ni siquiera nuestro derecho a estar tranquilos. Así, a diferencia del resto de la Unión Europea, no imponen ninguna limitación al ruido de las obras, ni exigen máquinas-herramientas más silenciosas. Cuando los obreros se van "a desayunar", llega el helicóptero. ¿A pasear turistas? ¿A vigilarnos? Quién sabe... Pero si estáis hartos del moscardón gigante, por favor, quejaros. Os pedirán todos vuestros datos y transmitirán la queja. Al menos un funcionario tendrá constancia del descontento.