Ayer leí en El País Barcelona supera a Madrid en ruido ambiental. La noticia explicaba que ´Barcelona es una de las ciudades con mayor contaminación acústica de Europa, con decibelios muy superiores a los 65 que la OMS fija como límite de riesgo para la salud. Sin embargo, en la noticia se habla del tráfico, pero no se dice nada de las obras. En mi barrio, el estruendo de las obras supera con mucho al ya excesivo estruendo del tráfico. El ayuntamiento habla de un mapa del ruido que empezó en 2003 y sigue sin concluirse, y no dice, por ejemplo, que las obras están excluidas de todo control de decibelios en esta ciudad. Es decir, que si uno hace una fiesta ruidosa, pueden suspendérsela o multarle, pero en cambio, el ayuntamiento tolera ruidos claramente nocivos para la salud, el oído, los nervios, etc., si proceden de obras, y sólo limita el horario de éstas. Algo que sorprende muchísimo a los habitantes de otras ciudades del Europa y del mundo. Es un dato que ya he dado otras veces y no me canso de repetirlo porque me parece escandaloso y muy significativo: nuestro ayuntamiento vive de las obras, nada les importa el patrimonio arquitectónico, la identidad de la ciudad, el medio ambiente, la sequía, el ruido, la salud de los ciudadanos. Sólo el dinero que cobran. Y castigar, de modo especial, a los barrios donde no ganan las elecciones.
El domingo bajé a comprar té a los paquistaníes de la calle Sant Màrius y vi que iban a tirar otra casita, la última que queda en mi patio de manzana. Para construir otro de esos horribles edificios feos y quitar el verde, cambiándolo por aparcamiento. Los pájaros se irán a otro lugar. Los turistas también: esta ciudad se está haciendo invivible y con 7 horas nocturnas de restricción de agua, ¿quién querrá venir?
La foto es sólo un fragmento de belleza para consolarnos de todo esto.
2 comentarios:
Demoledor. Nada nuevo que no supiéramos o imagináramos por otra parte, pero las concentraciones excesivas de poder suelen conducir a este tipo de cosas. Un buen post. R Z
Gracias, RZ! Toda la razón...
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