Foto: Lluïsa Núñez, Yo (afortunadamente) borrosa con la pancarta de Pati. 10 enero 2009
Éramos muchos, más de 50.000 según los periódicos, 100.000 según los que estábamos y otras fuentes. Una de las ciudades europeas con más manifestantes, pues también hubo manifestaciones en apoyo a Gaza y contra la política abusiva del gobierno de Israel en Londres, París (me gustaba la pancarta Sarkozy complice! Más de 120.000 manifestantes en toda Francia), Atenas, Sarajevo, Dusseldorf... Fue muy larga y acabé muerta. No había nada antijudío en esta manifestación, a diferencia de lo que creen algunos, ni nadie defendió a Hamás, como creen otros: se trataba sólo una profunda objeción contra una política beligerante y arbitraria que Bush-Blair-Aznar inauguraron en el mundo y que el gobierno de Israel aplica, una política que encarna el lema "la mejor defensa es un buen ataque" o que "mata las moscas a cañonazos", una política contraproducente, que sólo genera violencia, que está convirtiendo el mundo en un lugar inhabitable, donde todo puede estallar por los aires, donde jóvenes desesperados prefieren morir como kamikaces que vivir esa vida de embargo y miseria, donde todos los ciudadanos somos espiados y humillados y tratados como sospechosos sin que nadie se oponga mientras los aviones cargados de armas viajan tranquilamente por los mismos aeropuertos y los terroristas que llevan plutonio pueden viajar sin problemas aunque contaminen a tres pasajes de avión, miesntras que a nosotros nos impiden llevar cortauñas y pasta de dientes. ¿Para qué sirvió la guerra de Irak y cuánto daño hizo? ¿De qué sirve que ahora digan que se equivocaron con las armas de destrucción masiva? ¿De qué servirá que se den cuenta un día que los bebés y escolares no eran terroristas de Hamás? ¿De qué sirve esa política de la paranoia si los jóvenes abandonan Israel día tras día, aunque el gobierno quiera ocultarlo?
Las manifestaciones sólo demuestran que mientras el capitalismo se hunde en sus propias contradicciones, tal como profetizara Marx, arrasando con todo excepto las grandes fortunas, y mientras nuestros gobiernos usan la mentira de la seguridad (¿a seguridad de quién?) para ganar más dinero con la venta de armas y acabar con este pobre planeta y todos pagamos los jueguecitos de pirámides de los Bancos y sus aliados, cada vez hay más gente furiosa que ni cree las mentiras ni quiere vivir en un mundo así. En las manifestaciones de ayer había pancartas contra Bush, Blair, Aznar e tutti quanti. También contra Zapatero y Moratinos. Había algunas pancartas ingeniosas. Yo llevaba una preciosa, diseñada por la grafista que ganó el Premio Nacional de Diseño. No habíamos coincidido en una manifestación desde el franquismo. Dice L. que parecía un poema visual de Brossa. También encontré amigos que no suelen ir a ese tipo de actos. Y además estaba Tigridia. Estaban V. y A. Estaba J., que añadía el chic touch con su abrigo de HL. Y unas amigas psicoanalistas llevaban megáfono.
A mí me alegró pensar que los marroquíes y manifestantes musulmanes en general (había muchas mujeres sin velo, cosa que siempre alegra) tal vez se sentirían algo más apoyados por Occidente o recordarían que son los gobiernos y no sus ciudadanos los que apoyan esa matanza.
Por cierto, fue una vergüenza la actuación de Iniciativa i els Verds en la marcha. Plagados de sus banderas, tocan una música estilo brasileño, con percusión ensordecedora, para acallar y ahogar los gritos y convertir la manifestación antiguerra en una rúa electoral de su grupo. ¡Si eso es la izquierda!
Por cierto, hasta Mario Vargas Llosa se opone a esta política de Israel.
5 comentarios:
" ....donde todos los ciudadanos somos espiados y humillados y tratados como sospechosos sin que nadie se oponga".
Pues eso ..., llegando con retraso desde el Paral.lel fue muy fácil encontrar exactamente el punto donde estaban situados los manifestantes "gracias" a el/los helicóptero/s de los mossos que además volaban bajísimo, en plan "apocalypsesnow". Me pone enfermo ese nuevo añadido a toda manifestación barcelonesa que ya introdujo la consellera Tura, además de las cuadrillas de policías que más que funcionarios cuidando de que en una aglomeración pueda haber algún problema, aparentan y actúan como bandas paramilitares. Con el tema de la seguridad están amargando los "sábados-sabadetes" de los ciudadanos.
Da gusto ver manifestaciones sin incidentes. Además por lo que he leido no ha habido ninguna concesión al tema religioso o racial.
Felicidades a los asistentes.
En efecto. Esos helicópteros, también nos fastidian a otros paseando turistas. Yo protesté varias veces al mal llamado telèfon cívic, que debería llamarse Telèfon inútil, y me contestaron con una carta diciendo que el espacio aéreo es del ejército y no sé qué zarandajas. A veces, cuando tras toda la semana de obras y ruido insoportable de autobuses, sirenas y maquinaria desfasada, llega el silencio del domingo por la mañana, se nos instala el helicóptero y se acabó el silencio.
En efecto, Civislib. Es lo que debería ser y todos nos fuimos contentos, aunque agotados. Seguramente aguantamos tanto por eso!
El tema helicópteros sobrevolando la ciudad es completamente berlanguiano, es decir, de risa para no ponerse a llorar. Cuando no es el barça, aunque ahora parece que tienen un guru más bien civilizado y tiene a los aficionados más mentalizados, son las manifestaciones de los sábados y los paseos turísticos. En efecto, cuando al final de la semana se hace la calma y uno puede descansar, aparece el Gran Moscardón a dar la lata y seguir estresando al personal.
Paseando por la tarde con mi perra por las tranquilas calles domingueras, o en las animadas mañanas sabatinas alrededor del mercado de la Concepció, el espacio sonoro resulta grotesco. Si como visitante me encuentro que tengo que hacer mi paseo por las calles emblemáticas del Eixample bombardeado con ese muro sonoro, que no fondo, me cojo un taxi para El Prat al minuto, como barcelonés no me queda más remedio que recordar que el nivel cultural no da para más.
Y no sé que pensará Miss Geli, pero a mi me da más taquicardia un solo pase de helicópter turístic que fumarme un paquete entero de Phillip Morris.
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