Foto: Guillermo Aguirre, Jardines en Lisboa, 2008
Ayer, a "s'hora baixa" (como dicen en Mallorca), cogí los Ferrocarrils de la Generalitat para ir a la exposición de una amiga, en Ciutat Vella. Al llegar a plaça Molina, el metro se estropeó, es decir, se paró y allí nos quedamos, sin explicación ninguna. La gente se resignaba y leía. Me fui a preguntarle al conductor, quien me informó que él no sabía nada, que a él sólo le habían dicho que no tirase porque habría alguna avería más adelante. "A ver si me llaman y me dicen algo", añadió al ver que la gente empezaba a concentrarse y a preguntarnos. Como nadie le llamaba (ni nadie parecía pensar en los viajeros), la mayoría decidió bajar. Pero entonces llegó el problema: ¿cómo salir de allí? Una estación que antes era cómoda se ha convertido en un laberinto espantoso. La salida de Molina de línea Tibidabo era rápida y con pocas escaleras, un solo tramo. Ahora te obligan a viajar al centro de la Tierra, subir, bajar, como en una ginkana, volver a subir, a bajar, la gente ya murmuraba, "esto es un laberinto", "Oiga, perdone, para salir a la calle?". Yo no sé si habrá un ascensor oculto para los que no pueden andar, pero es que esa estación no es accesible siquiera a nadie que no sea un boy-scout con falta de ejercicio y amante del cemento y los túneles. Ciertamente no era tan espantosamente feo como ese granito gris brillante combinado con cemento y olor a alcantarilla de la nueva Provença, pero no se acababa nunca y parecía una broma pesada. Ojalá yo me haya equivocado, con los cincuenta o sesenta que hicieron el mismo camino, y no sea ésa la manera. Al fin respiré en la calle, y cogí el 17, que iba lleno, pero al menos aceleró y llegué a tiempo de ver los paisajes de pesadillas y visiones goyescas de Rossanna Casano (a carboncillo y en un espacio idóneo). Yo no volveré a coger ese metro en esa plaza ni a salir de ahí, a menos que vuelva a estropearse. Antes, los ferrocarriles eran una alternativa de transporte agradable; ahora son otra pesadilla.
Ya están haciendo las catas en la plaça Joaquim Folguera. Ahí también nos arrancarán todos los hermosos lledoners, la sombra y la tierra para hacer otra pesadilla de metro inaccesible. Ésas son las infraestructuras de García Bragado y su Urbanismo. Ya lo decía J.M.Montaner en El País en junio. La política municipal cambió. Lo que en principio era un acuerdo entre lo público y lo privado ahora es puro neoliberalismo; pero no es sólo eso (él lo decía a propósito del horror que están haciendo en la Barceloneta, pura gentrificación; y yo he descubierto su artículo gracias al blogger Fafner). También es la fealdad, la falta de verde, el ruido (Sarrià-Sant Gervasi, el distrito más ruidoso; y no son sólo las motos, son sobre todo las obras sin contención, sin límite de decibelios, ese laissez faire que ha permitido y sigue permitiendo derribar edificios históricos, mansiones modernistas y novecentistas, y caserones hermosos para construir basura mediocre y falso lujo... Cada vez que cojo una calle distinta descubro nuevos desastres. Un barrio que era frondoso y tranquilo es ahora una cantera; ya sé que me repito, ¿pero qué puedo hacer?), la destrucción del patrimonio arquitectónico y de la fisonomía identitaria de esta pobre ciudad. ¿De verdad vamos a permitirlo pasivamente? A esta hora de la mañana y en septiembre, los niños nuevos de la guardería lloran al unísono, algunos con una potencia asombrosa, lloran entre el fragor de las máquinas y el polvo, lloran entre las motos sin silenciador, los camiones, las ambulancias con sirenas exageradas que serían imposibles en ninguna ciudad civilizada, lloran sobre el estruendo de los autobuses y grúas, lloran junto a las basuras que rodean al azufaifo, a las basuras acumuladas en las aceras, lloran junto a las ratas. ¿Quién no se uniría a ellos? Estos políticos corruptos nos han destruido la ciudad y han convertido la vida cotidiana en un infierno.
9 comentarios:
Como estoy furioso después de la odisea de llevar los niños al colegio, me dan ganas de decir "pero todo esto es poco con lo que sucede en la ciudad-dormitorio, aquí no hay transporte público y se mezclan fábricas con guarderías, por las aceras hay que andar en fila india a pocos centímetros de los autobuses humeantes, etc".
Pero esto, aunque es cierto, no sería justo, por que lo que tu haces es observar la decadencia de un lugar concreto, tu ciudad, y protestas con toda la razón. La existencia de desastres mayores en los suburbios no te la quita.
En realidad, también aquí se estaba mejor hace unos años, antes de que la población aumentara bruscamente como un 35%.
Entonces yo creo que la pregunta sería si hay alguien que considere que el urbanismo ha mejorado en su ciudad, o que la gestión municipal es buena, que vote convencido al alcalde. De verdad me gustaría saberlo.
Y es alarmante esta ocupación (¿generalizada?) de los ayuntamientos, que los diferentes alcaldes parecen administrar como si fueran granjas y nosotros los animales a quienes hay que ordeñar los impuestos. La crisis será para ellos como una falta de leche, con menos obras, habrá que esquilmar más a los ciudadanos para poder mantener a la familia del granjero.
Si esto fuera una dictadura yo creo que me resignaría más fácilmente. Por favor, ¿quien les vota y por que ? ¿estoy totalmente equivocado?
Tienes toda la razón. ¿Quién les vota y por qué? La clave es que no hay nadie a quien votar y que es muy difícil organizar una abstención tal que echara abajo la consulta, y que hay una sección de la población cada vez más creciente que prefiere el cemento, no oye el ruido, sólo quiere parkings y metros, cree que los árboles "están viejos" y ni siquiera comprende por qué le gusta pasear por Hyde Park o Central Park o les Bois de Boulogne cuando viaja, ni se da cuenta de que el suelo de esas ciudades no está lleno de basura, y aunque allí también "gentrifiquen" y maleen, no destruyen el patrimonio ni talan los árboles.
el otro día un señor muy orgulloso de haber hecho despedir a un camarero argentino que no entendió su catalán (nada oculta amenaza para el que escribe y a quien se había dirigido en la barra de una cafetería un momento antes preguntándole "¿usted de dónde es?"), terminó absolutamente deprimido cuando a mi vez le pregunté qué porcentaje de ciudadanos (que él suponía catalanoparlantes en su totalidad), había votado al gobierno actual. De un 30 por ciento de votantes, miserable cifra, algunos sólo arañaron un ocho (La Vanguardia corroboró estas cifras dos o tres días después)
Ese ocho por ciento unido a algunos pocos más está cambiando la fisonomía de esta ciudad apresuradamente. Es su trabajo. Ya se irán dentro de nada, y los que vengan, supuestamente limpios de toda culpa, administrarán la desangelada "Autopista-Shopping-Aparthotel Barcelona", un páramo sin árboles, tan lleno de ruido y furia como sus propios discursos.
Fafner es un buen amigo mío.
Ay, ay... Yo tendré que hacer algo pronto, agitación o lo que sea para no sentirme tan mal...
Ya sé que en Londres y París y Berlín hay gentrificación, pero allí se respeta y preserva el patrimonio, la arquitectura, los árboles, y no es todo tan feo, sucio, ruidoso como aquí.
Cogia los catalans en la Plaça Molina, pero como tu dices salir hacia la calle o llegar hasta el anden es harto complicado. Hace medio año que estan en obras y parece que falta medio año más. La linea del Tibidavo ira de la Plaça Molina hata la Avinguda Tibidabo y para ir hasta la Plaça Catalunya deberas hacer trasbordo en la Plaça Molina.
También cojo el 17 para ir al centro, pero soy optimista y espero que los catalans vayan tan bien como antes.
Los estupendos arboles del lado norte de la Plaça Molina han desaparecido, en su logar un agujero gigantesco donde trabajan 24 horas los 7 dias a la semana. Inicialmente dijeron que volberian a trasplantar los árboles, pero si el subsuelo esta todo agujereado no se donde podrán plantarlos.
No te entiendo, Civislib. Hasta ahora la línea Tibidabo iba directa a Catalunya y pasaba por Molina, ¿de qué trasbordo me hablas? ¿Por qué trasbordo si era directo? A lo mejor forma parte del empeoramiento y tortura a los ciudadanos, un metro directo y ahora te hacen bajar y cambiar? Y además, creo que tú tampoco me has entendido a mí: hasta ahora ERA MUY FÁCIL acceder a ese metro de la línea Tibidabo desde la calle o salir de él, sólo un tramo de escaleras, y ahora han hecho miles de pasillos subterráneos con escaleras que suben y bajan, y te obligan a pasar un buen rato sudando bajo tierra para salir al mismo lugar. ¿Por qué?
No entiendo de dónde sacas el optimismo ni a qué te refieres con els catalans, ¿los ferrocarriles?
Y en cuanto a los árboles, en toda la ciudad hacen lo mismo. Los quitan y no losreponen porque han decidido que es más barato poner matorrales y quitar los árboles. Así no hay que podar ni regar. Así lo contaban en La Vanguardia: Parcs i Jardins tiene una planta investigadora de especies vegetales que no necesiten riego ni poda. Lo curioso es que el azufaifo, que puede vivir sin riego y resiste aún sin poda, también lo quisieran cortar. Tal vez es sólo esa furia antiarbórea que une tanto a la gente de este país.
Para ir de Plaça Catalunya al Tibidabo cogeras cualquier tren hasta la Plaça Molina. En plaça Molina cogeras otro que ira se Plaça Molina a Tibidabo ida i vuelta.
Dicen que como la via esta saturada porque cada vez hay mas trenes hacia el Valles suprimen la del Tibidabo, pero cogeras cualquier tren, te bajaras en Plaça Molina y cogeras el que irá de Plaça Molina al Tibidabo. De alli tantas obras, ya que conectan por pasillos las estaciones de Sant Gervasi (Linea hasta Reina Elisenda) y la de la Plaça Molina.
Ira mejor para los que viven en el Vallés porque tendran más trenes, pero a los de Sant Gervasi les irá peor porque tendran que cambiar de tren
Ya empieza a ser una costumbre que toda "mejora" sirva para empeorarnos las cosas a los sufridos habitantes de esta ciudad
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