viernes, junio 15, 2007

Digresión: Clos

Ilustración: Allan Sieber, 2007. Ya sé que no tiene nada que ver, sólo la pongo para no desanimarme.
Veo a Joan Clos en una entrevista en CNN.
No puedo evitarlo, pienso en él como alcalde que instauró en Barcelona la ley de la jungla, abrió al mercado inmobiliario y hostelero la puerta grande e inauguró Closville, ciudad de turistas donde todo puede derribarse -excepto unos pocos edificios icónicos, patrimonio de la humanidad, con su cola de visitantes y que sirven para esa imagen de postal de la ciudad: mar, Gaudí y poco más-, en todas partes se puede construir cualquier cosa, enterrando además todo vestigio, toda huella de historia, de conflicto, de rebelión, para que Barcelona fuese sólo "la botiga més gran del món", y desapareciera la Barcelona anarquista, la Barcelona revolucionaria de la guerra, la Barcelona social, huelguista, y las innumerables víctimas del franquismo.
La Barcelona de Maragall no fue como la Barcelona de Clos.
En su Ministerio, Clos sigue con su estilo. Le oigo hablar de energía, de empresas, de mercados y tiemblo. Habla mal en castellano, no sólo por sus continuos catalanismos, sino porque confunde términos y en lugar de decir: "se deduce" dice "se descuenta". Pero eso no sería nada, al lado de esa actitud de liberalismo económico entusiasta que desprende cada una de sus frases. Para él, el turismo sigue dándonos unos resultados extraordinarios. Yo comprendo que es el Ministerio de Industria, pero él olvida que su partido aún se llama socialista, y aunque se llamase socialdemócrata, ¿no debería diferenciarse la socialdemocracia de la derecha pura y dura en esa corrección del mercado para que no perjudique a los intereses de los ciudadanos? ¿No debería la socialdemocracia pensar en el medio ambiente, no sólo energético, sino también en esos excesos de la construcción que ya han llegado a Estrasburgo, aunque sans résultats? ¿No debería esa supuesta socialdemocracia invertir en Educación y en materia de bienestar social, para seguir la máxima de John Kenneth Galbraith de que en el mundo contemporáneo, la única diferencia entre "la izquierda" y la derecha se basaría en esa inversión?

10 comentarios:

Dante Bertini dijo...

debería, debería...tal vez sí, debería, pero no quiere; para qué va a a cambiar si siendo como es sigue subiendo.

Belnu dijo...

Bien dicho, Cacho

Júlia dijo...

Lo peor es que mientras la derecha está en el poder, la oposición que se supone de izquierdas se apunta a todas las protestas. A la inversa, las cosas no están claras, la decepció fermenta, hay mala conciencia y suspicacia en creer a la derecha cuando ejerce de oposición y todo esta mucho más confuso, en apariencia. No esperaba, la verdad, esta escalada especulativa y supermercadera que estoy viviendo desde hace unos años y que afecta a Barcelona, pero también a muchos pueblos, con gobiernos municipales de colores distintos, el único camino es el movimento cívico, popular, que también está desmotivado, y que a menudo sólo se mueve con objectivos personals, egoístas. Nada, que soy bastante pesimista, cosa que no me impide disfrutar de la vida, claro.

Belnu dijo...

Exacto. El pesimismo sobre el mundo no puede ensombrecerlo todo, pero eso implica poder decir, verbalizar, crear pequeños espacios de resistencia para sentirse vivo y no siempre derrotado.
La derecha, de estas cosas, apenas se queja. Ellos son los grandes beneficiarios de la cosntrucción sin límites. Pero la izquierda ya no existe. Y cuando la pareja Mayol-Saura sustituyó a Ribó y a Vintró en Iniciativa, se consolidó esa desaparición.

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Habría que ventilar la casa...

nomesploraria dijo...

Barcelona ciudad de compras y franquicias y helicópteros y fuegos artificiales y toros y orines y ...

He vingut de can Cacho de pan.
;-)
jo també vaig a favor del toro

nomesploraria dijo...

Clos és el polític amb l'intel·lecte a l'alçada de'n Mortadelo. Ai Pasqual, com t' enyoraré.

Belnu dijo...

En efecto, Nomésploraria, todos añoramos incluso las locuras de Pasqual, ¿por qué tenemos que soportar la estupidez incluso en los políticos elegidos? Ya sabemos que nos roban, nos engañan, nos arrancan los árboles de cuajo, incumplen todas sus promesas, tiran los edificios maravillosos, rompen el paisaje de la ciudad como si fuera de cartón, ¿y encima tienen que ser estúpidos?

nancicomansi dijo...

Clos es tonto, y no hay más...y eso del socialismo y sacialdemocrácia ¿quest-ce qué? eso ya no existe...existen las multinacionales, los bancos y cajas y las constructoras...
AH! y los turistas...

Belnu dijo...

Toda la razón, Nancicomansi, pero por salud mental, no crees que hay que resistir?