martes, noviembre 11, 2008

Todo sigue siendo tan injusto

Foto: I.N. Cedros en Collserola, 2008.
Leo que la cúpula que pinta Barceló en la ONU cuesta 20 millones de euros (más de tres mil millones de las viejas pesetas) y argumentan que "se utilizó una partida de 500.000 euros de los Fondos de Ayuda al Desarrollo (FAD), lo que justificó por la contribución de esta obra de arte a la promoción de los derechos humanos y el multilateralismo..."
No es que yo sea de aquellos que cree que hay que olvidarse de la cultura cuando hay vacas flacas, pero sí que creo que debería prevalecer el sentido común, el sentido de la proporción, y no ofender a nadie. No puede ser que no haya dinero para la investigación (se ha reducido drásticamente, por ejemplo la financiación en nuevas tecnologías, energías alternativas, etc.), que no haya dinero para hacer cumplir Kyoto (como si el cambio climático se detuviera con la crisis), que no haya dinero para invertir en la paupérrima educación pública (justamente la vía necesaria para salir del hoyo al que nos ha llevado invertir sólo en cemento), pero sí haya 20 millones de euros para esa cúpula y que perversamente nos digan que forma parte de la ayuda para el desarrollo.
Sigo leyendo que la ayuda a las empresas debería hacerse con condiciones, y sin embargo nadie dice nada de los bancos. Nadie dice nada de que ayudemos a los altos ejecutivos de los bancos a seguir cobrando sus sueldos obscenamente altos, a repartir dividendos entre los grandes accionistas y patronos. Aquí sólo Odón Elorza, alcalde de San Sebastián, se baja el sueldo, y es criticado por otros, porque les pone en evidencia.
Hoy en toda Europa se celebra el armisticio de la I Guerra Mundial y en España, como siempre, cada año se pierde la oportunidad de reflexionar y recordar sus propias guerras, su historia. Una amiga estaba casualmente en Perpignan y me ha dicho que los minutos de silencio han sido absolutos e impresionantes, y ver a todos los brigadistas con sus boinas y la banda de música tocando. Cada año, ellos recuerdan y piensan en lo que ocurrió. Cada año, nosotros renunciamos a recordar y a pensar en ese pasado reciente, que destruyó este país para siempre en tantos sentidos. Ya lo dijo María Zambrano, que España había renunciado a hacer historia y a hacer filosofía, había renunciado a pensar. ¿Y por qué? Porque la propia identidad de España se construyó sobre el genocidio y la exclusión.
He visto que por lo menos, José Vidal Beneyto (en una carta al director) apoya el esfuerzo de memoria, responsabilidad y exhumaciones de Garzón (y cinco magistrados de la Audiencia consideran irregular el haberlas detenido: eso suena esperanzador, aunque los recursos serán lentos). Lo dice muy bien Vidal Beneyto: para mí es una vergüenza que haya gente de "izquierdas" que no se dé cuenta de que ese esfuerzo es necesario y loable.
Copio aquí la carta de Vidal Beneyto:
Obligación de memoria JOSÉ VIDAL-BENEYTO 11/11/2008 Los que hemos accedido al ambiguo privilegio de seniors, sabemos lo difícil que es hoy asumir sin traumas las servidumbres de la edad, o, más sencillamente, ser y vivir como viejo. No es que antes ser mayor fuera sólo una condición destinada a la veneración y a la gloria, pero ahora las voraces urgencias de poder y dinero y la glorificación social de la juvenilidad confirman a los maduros en su decrepitud individual, los condenan a la inutilidad colectiva. Y si no que se lo pregunten a tantos compañeros en años y en amistad a quienes han desposeído de todo, dejándoles como único destino morirse de asco y de olvido. ¿Verdad, admirado Isaac Díaz Pardo? Claro que la edad no perdona y la inevitable fragilidad del yo siempre penosa se traduce con frecuencia en reblandecimiento de las convicciones, en involución ideológica. A ella se deben los reniegos de algunos luchadores contra el franquismo, que descubren que todos fuimos iguales en los desmanes cometidos, que fechorías hubo en los dos bandos. No, no fue así. Sólo cuando la sublevación militar y sus aliados nazi-fascistas quisieron poner fin a la legalidad republicana se produjeron excesos en su ámbito. A recordar el sentido y el combate democrático de la República nos hemos comprometido bastantes españoles de entonces. Atacar la necesaria labor del juez Garzón de indagación de la identidad de los muertos del franquismo, avalada por el Comité Pro Derechos Humanos de las Naciones Unidas, es alinearse con el reaccionarismo hispano de siempre. El libro Tres muertos de la democracia, de próxima aparición, presenta la vida y la muerte de tres luchadores ejemplares -un socialista, Antonio Amat; un comunista, Vicente Cazcarra, y un libertario, José Martínez- que no cupieron en el posfranquismo, y nos señala, desde nuestra obligación de memoria, que la democracia en España sigue siendo un proyecto, en buena medida, incumplido.

2 comentarios:

civisliberum dijo...

Hoy el representante de Amnistia Internacional ha dicho en TV3 que en España el número de desaparecidos tras la Guerra Civil es muy superior al numero de desaparecidos de todas las dictaduras sudamenricanas. Para que intentemos dar lecciones de democracia y derechos humanos a los latinoamericanos.

Belnu dijo...

Buen dato, Civislib. Realmente habría que publicarlo por todo lo alto... para la gente desmemoriada de este país, que compadece tanto a los "pobres poscomunistas", etc