martes, junio 05, 2007

En La Vanguardia del lunes

Foto: plátano
Mi carta ha salido en el recuadro central. Cuando la escribí, mi ánimo era algo derrotista: aún no sabía que Parcs i Jardins y el Ajuntament de Barcelona iban a darnos la razón.
Sometimiento a la especulación
En mi barrio están tirando sistemáticamente todas las pequeñas torres y casas antiguas, de forma que se elimina todo vestigio de historia, llenando los huecos con construcciones mediocres y rápidas y destruyendo los árboles y pequeños jardines de los patios de manzana. El ruido y el polvo son continuos. Varias veces he avisado a la Guardia Urbana porque pensaba que había una normativa y un límite de decibelios y vibraciones, y me han asegurado que no lo hay: mientras se construya de 8 a 20 h no hay problema. Los que trabajamos en casa no tenemos derecho al silencio. Ni tampoco derecho a conservar el entorno urbano, porque tenemos que sufrir su degradación y la entrega de la ciudad al mercado inmobiliario, sin limitaciones. Ahora nos derriban una torre situada en la calle Arimón, esquina con Berlinès, y el antiguo árbol azufaifo, una especie no tan común en Barcelona, está amenazado. No sabemos si tienen permiso o si hay alguna norma legal que lo impida. En el jardín, entre los escombros, se ven libros antiguos. Y el árbol que sombreaba la acera de la calle desaparecerá, como signo del fin del humanismo. Luego se extrañan de la abstención en las elecciones. Yo he votado en blanco por primera vez en mi vida. No hay nadie que nos defienda y Els Verds d'Iniciativa per Catalunya deberían cambiarse de nombre.
I.N.S.

4 comentarios:

Dante Bertini dijo...

¡Brava!

Belnu dijo...

Gracias, Cacho de pan, me alegro de verte por aquí!

mr.ed dijo...

muy buena, sí

Belnu dijo...

Gracias, caballo que habla, parece que hay ambiente esta mañana en este blog solitario...