jueves, febrero 01, 2007
Metges catalans a l'exili
Ayer, Teresa Morandi y Anna Miñarro, dos psicoanalistas que dirigen y coordinan un proyecto sobre Memoria histórica ([PDF]
Microsoft PowerPoint - agendaUPEC2006 ), me invitaron a la conferencia que se celebraba en el COMB - Col·legi Oficial de Metges de Barcelona , acompañando a una exposición sobre el mismo tema y a la inauguración de una web Metges catalans a l'exili , en un proyecto que pretende recuperar el legado educativo, científico y profesional de la II República y al mismo tiempo romper el silencio sobre cómo todo ese quehacer profesional y educativo se vio truncado brutalmente por el franquismo, no sólo por el asesinato, la cárcel y el exilio de los profesionales de la medicina, la ciencia y el profesorado, sino porque ese Régimen prefirió la lealtad política a la capacidad profesional, y ese criterio, unido a la delación arbitraria y a las corruptelas, convirtió la Universidad y la enseñanza en un desierto. Si la República, en su lucha contra el analfabetismo y por la educación, invirtió un presupuesto inimaginable (sobre todo con la escasez de medios y recién salidos del crac económico del 29) y se dedicó a abrir escuelas y a incorporar a la Universidad a las mentes más brillates y los investigadores y profesionales destacados, el franquismo hizo exactamente lo contrario.
JAUME CLARET, autor de EL ATROZ DESMOCHE hizo una valiente exposición, sin olvidar las críticas a los errores del bando republicano, pero poniendo las cosas en su sitio. Sólo eché de menos que en sus listados de nombres de profesores, catedráticos y médicos asesinados, represaliados, exiliados, etc., no hubiera ningún nombre de mujer. Al preguntarle, apareció alguno. Según dijo no había apenas profesoras en la Facultad de Medicina, aunque sí en otras ramas de las ciencias, y por supuesto en carreras humanísticas, etc. Habló entonces de cómo la República las había promocionado y de cómo el franquismo expulsó a las mujeres de la Universidad y hasta 1950 no permitió la entrada de una mujer al profesorado de la Universidad. Pero todo esto nos lo contó en el pasillo. Parece que siempre hay que recordar y preguntar para que se mencione a las mujeres. El otro día leí que una blogger famosa se quejaba de que se vilipendia a los pobres hombres y de sus palabras parecía desprenderse que el feminismo consiste en desmerecer y detestar a los hombres. Una idea muy española que suele leerse a menudo en periódicos y revistas, escrita por mujeres, y que no deja de sorprenderme. Yo siempre cito a Grace Paley- diciendo que es una feminista que disfruta de la amistad y la compañía de las mujeres y de los hombres. Nunca he detestado a los hombres, al contrario, pero eso no impide que me rebele contra la invisibilidad y el silenciamiento (aunque sea por un olvido genuino) del papel de las mujeres en la historia, la literatura y la sociedad.
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