Foto: Plaça Catalunya a vista de pájaro (en esperanto: Placo de Xatalunujo je birda rigardo)
Sra Mayol,
Li envio l'article que surt avui a La Vanguardia, d'Antoni Puigverd. Dos articles a El País (Arroyo, Vila-Matas), dos a La Vanguardia (Vilardevall, Puigverd), una altra pàgina a l'Avui, dos dies als Matins de Josep Cuní de Tv3, avui a BTV a les 13:30, Europa Press de difusió nacional espanyola, España Directo, la Ser, i continuarem, perquè estem convençuts que és important i que hem de resistir contra la política del maó, que ha destruït ja per sempre bona part de la costa, de les ciutats i del país sencer, i que aguditza els problemes de l'escalfament global, que ens roba el paisatge i la bellesa i la quietud.
Gràcies per l'atenció
Isabel Núñez
Las pérdidas irreparables
ANTONI PUIGVERD
Que unos vecinos intenten salvar un árbol parece un modestísimo objetivo. Pero se ha convertido en una batalla simbólica: la cruda razón económica contra la melancolía por las pérdidas irreparables de nuestro tiempo. El árbol es un monumental azufaifo o ginjoler, situado en un pequeño jardín del cruce Arimon-Berlinès, perteneciente a una entrañable torrecita de aspecto menestral, que no burgués, característica de la Barcelona de montaña. Los vecinos consiguieron en su momento forzar del Ayuntamiento cierto compromiso para salvar el ginjoler que reinaba casi en solitario en el menudo jardín y que, protegido por un discreto muro, ha regalado durante más de un centenar de años su amable verdor a los que han transitado por aquel lugar.
El compromiso consistió en asegurarlo por una importante cantidad para evitar que la constructora lo destrozara y garantizar que pudiera ser trasladado al jardín de Vil·la Florida. Según reputados expertos, la monumentalidad del árbol sufrirá una irreparable agresión a causa de la contundente poda que exigirá su paso por la estrecha calle Arimon, única salida hacia vías más amplias. Siendo un árbol muy mediterráneo, resistente como pocos a la sequedad, otros temen que muera: el azufaifo hunde mucho sus raíces, que sufrirán tremendos daños con los sistemas modernos de trasplante. Ya el viejo Aribau en su celebre Oda a la Pàtria, usaba la metáfora del árbol trasplantado que nunca será el que fue: “Son gust perden los fruits, e son perfum les flors”.
Sostiene el ingeniero Xavier Argimon, cuyo informe científico ha colgado la combativa escritora Isabel Núñez en su blog, que el azufaifo perteneció a una masía del antiguo pueblo de Sant Gervasi de Cassoles. Es obvio que el ginjoler fue respetado cuando se urbanizó el entorno, ya convertido en barrio barcelonés, momento que –imagino– coincide con la construcción de la casa hoy condenada. Una humilde casita de dos plantas, con sencillas galerías abiertas al jardín del azufaifo. Estuve el otro día paseando por la calle Arimon, en la que nunca había estado. La casa ya ha sido arrasada y el árbol aparece desnudo, a pesar de su frondosidad, sin la protección del muro. Desnudo y desvalido ante el voraz presente que todo lo tritura. No guarda relación alguna, esta callejuela cruzada por Muntaner, con mi tópica visión de un Sant Gervasi de calles ajardinadas en las que abundan las criadas filipinas y las señoras bronceadas que descienden de un BMW cargadas de bolsas de Gonzalo Comella. Al contrario: el ambiente es de clase media apretujada. No parecen abundar los alegres dispendios. Ancianas temblorosas que dan las gracias cuando bajas de la acera para cederles el paso, niños que pasan las vacaciones en el portal, pequeñas tiendas que resisten, con el espíritu de los setenta, el invencible zarpazo de las franquicias uniformadoras, el imperial dominio de los grandiosos centros comerciales. Apenas quedan ya detalles en esta zona que permitan evocar los retratos literarios que de ella hizo Mercè Rododera. En esta parte del barrio de Sant Gervasi, las casas de discreto encanto menestral están siendo aplastadas por la fiebre del ladrillo de oro. El cruce de Arimon con la calle Camp conforma una plazuela harto significativa: los dos edificios que componen la plaza en dirección al mar son relativamente nuevos, pero su pretenciosa linealidad y sus llamativos materiales ya cantan, pasados de moda. Los que componen la plaza en dirección montaña son simplicísimos edificios con reminiscencias modernistas, que no sólo han envejecido bien, sino que aportan los últimos detalles de gracia a estas cada vez más anodinas calles. Otra de las casas que resisten es la escuela Sant Gregori, en la que se formó el alcalde Hereu. Sus heroicos sauces y palmeras son todo lo que resta del verde que contempló Rodoreda setenta años atrás.
Por la calle Arimon pasó, sin duda, una adolescente ensimismada que residía todavía más arriba, en una casita menestral como la que ahora ha sido derribada. Las paredes de la casa en la que la chica convive con la familia de su hermano y con un inquietante cuñado están llenas de manchas de humedad.
Los grifos gotean, los óxidos avanzan. Colorean el pequeño jardín rosas y naranjas amargas. La chica se llama Ángela, pero su tío, lector de los clásicos, la rebautizó como Aloma, nombre de una protagonista de Ramon Llull. “Lo primero que una chica debe tener es un nombre bonito”, escribe Rodoreda. Aloma desciende hacia Muntaner para coger el tranvía hacia Barcelona “respirant l'aire perfumat de terra humida dels jardins petits de Sant Gervasi”.
Ya nadie percibirá, en esta calle, el inefable perfume de la tierra mojada. Ya nadie probará el curioso fruto del azufaifo: forma de oliva, color caoba, pulpa dulcísima y leñosa. ¡Curioso país promotor de la memoria histórica que convierte en parque temático para turistas las grandes catedrales y los magnos edificios del pasado, pero que condena sin inmutarse, arrodillado ante el ladrillo de oro, las modestas arquitecturas del pasado que permitirían a las gentes de hoy y mañana trenzar su existencia con la de un ayer concreto y tangible! ¡Curiosa memoria histórica la que instrumentaliza los hechos del pasado a beneficio de cierta progresista retórica presente, pero que sacrifica, sin una sombra de duda, los pequeños jardines que perfumaban la vida de las gentes menestrales!
Resposta d'Imma Mayol
Benvolguda Sra. Núñez,
Li agraeixo la informació que m'ha fet arribar. Com sap, des del primer moment, els tècnics de Parcs i Jardins i els del districte estan treballant per poder arribar a un acord amb la propietat per tal que el ginjoler quedi en la localització actual.
Ben cordialment,
Imma Mayol
14 comentarios:
“respirant l'aire perfumat de terra humida dels jardins petits de Sant Gervasi”
¿Cómo sería la pza de Catalunya ahora con estos árboles? Sería un parque en lugar de estercolero de palomas rodeado de los edificios más feos de la ciudad.
Uf, l'hotel Colon (el meu avi hi va treballar d'electricista i es on va conèixer l'avia).
Quasi, quasi es veu casa meva.
Que no parin de publicar articles com aquest!
Gràcies!
Cómo sería? Mucho más agradable, seguro... La postal es de mi colección, no encontré la de la plaça Bonanova... Huy, ya estoy hablando en esperanto
apoyo total a este tipo de emprendimientos verdes! adhiero a nemesploraria
La Sra. Mayol parece decir: "no em toqui els nassos que ja la he sentit"
"Placo di Xatalunya je birda rigardo" ¿Es esperanto? Suena a mezcla.
Me adhiero a tu campaña:
http://elcafedeocata.blogspot.com/
Gracias, Ed!
Es esperanto, Noméspl... la única frase que aprendí, hace años, gracias a las postales viejas, ¿no es bonito? Y sí, me temo que quien reciba y conteste el correo de I.Mayol debe de estar bien harto de mí. Pero en mi blog hay memoria, la respuesta primera fue que lo trasplantarían. Ahora negocian para dejarlo in situ, y me alegro muchísimo, pero no es cierto que "des del primer moment..."
Gracias, Gregorio! Voy para tu café...
Isabel: llegados a este punto, o se entiende la belleza en su integridad humana o no se entiende. El asunto no deberían tratarlo con burocracia. Qué lamentable.
Pues quienes se reúnen y negocian son políticos, funcionarios y una constructora (que es peor). Entre los políticos hay algunas diferencias de grado y de matiz que me parecen importantes. Entre las constructoras, en este país, no veo diferencia. En realidad, todos los constructores y los arquitectos que siguen construyendo deberían estar en la cárcel.
Lo peor de todo es que, cuando era más joven, pensaba que la especulación era culpa del franquismo. Cuántos desengaños se lleva una!
Pues sí, las cosas que creíamos! Suena a lo de Falstaff, Las cosas que hemos visto! Y no sigo para no repetir la cita de Blade Runner...
Això de l'Hotel Colon, els teus avis i la casa m'ha agradat, Nmp!
em pensava que no t'hi ahvies fixat.
Si no fos per aquest hotel jo no existiria.
Quin llàstima. L' edifici del Banesto que hi ha ara és criminal.
I tant que sí! El que passa és que escric tan ràpid que em menjo sempre un tros de comentari... Ja m'ho explicaràs. I sí, a mi m'agradava la plaça d'abans, i lesseps, i el tren passant per sobre a gran via passeig de gràcia (com a berlín), mirant la ciutat, i l'estació dels ffcc de sarrià, tan bonica i que van convertir en un escenari de l'horror i la lletjor, and so on...
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