El otro día lo leí en El País, aunque ya lo sabía. Después de todo, vivo en Barcelona y soporto la suciedad del aire, el ruido y las molestias, aunque los efectos patológicos sean más larvados y graves de los que pueda controlar. "14% de la población sufre un nivel de contaminación superior al tolerado por la UE. Una de cada cinco personas padecen molestias por el elevado ruido en las ciudades vascas". Lo de las ciudades vascas será porque la gente se queja; aquí simplemente está embrutecida e ignora que uno pueda quejarse del ruido o del aire irrespirable. Probablemente asumen que ahora tienen alergias, asma o bronquitis, que respiran peor o que se encuentran mal sin establecer la conexión. Recuerdo que una vez, en unas obras eléctricas de la calle, pusieron una tapa metálica sobre el agujero y cada vez que pasaba un coche o una moto, la tapa resonaba con un estrépito increíble. Cuando llamé a Fecsa, después de dos noches toledanas, me dijeron: "Qué raro. Usted es la única que se ha quejado..." Y yo vivo en un piso alto, no me imagino cómo dormirían los del primero. Pero siempre oigo esa frase. Aquí, nadie se queja. Ni siquiera en lo cotidiano y personal. Cada vez que se ha ido la luz en este edificio, yo he llamado a la compañía para que reparasen la avería o para informarme de si la habían cortado ellos (¡nunca avisaban de los cortes! otra costumbre antidemocrática). Siempre que era avería me han respondido que no lo sabían y que mandarían unos operarios a arreglarlo. Si yo no llamo, ¿los vecinos permanecen sin luz, esperando que Thor se la devuelva? O tal vez, esperando que yo esté en mi casa y llame. Y en cuestiones políticas... Los ingleses escriben a su MP. Los americanos, a sus senadores. Y les contestan. En Francia los ciudadanos son recibidos y escuchados por los políticos cuando hay un conflicto (al menos, hasta ahora). Aquí somos muy pocos los ciudadanos que decimos esta boca es mía. La gente no es consciente de que los políticos, la policía, las Administraciones están pagados por nosotros, que nuestros impuestos nos dan derecho y que esos funcionarios deberían servirnos, escucharnos, atendernos con respeto. En un país con tradición y conciencia democrática no habría sido posible el trato que recibimos de Paz Molinas, gerente del distrito, cuando fuimos con 450 firmas de vecinos para defender el azufaifo, ni de la técnica municipal encargada de licencias. Ni el silencio posterior, su renuencia a considerarnos interlocutores, unas maneras que recuerdan a tiempos oscuros.
¿Y cuál es la reacción de nuestros políticos para disminuir la contaminación? Yo pensé que tras esa noticia, nos anunciarían inmediatamente la limitación del tráfico, el control de sustancias tóxicas en la construcción, la sustitución de los autobuses contaminantes, el cambio de las sirenas a menor volumen, la introducción de unos camiones de basuras y de limpieza que no hacen ruido, la inversión en energías alternativas, qué sé yo. Pero no, nada.
La única medida de nuestros políticos contra la contaminación es la Ley del Tabaco. Con esos imaginarios "Espais lliures de fum", estamos salvados. Al menos, de nosotros mismos. No de lo que nos hacen ellos. Ni de los que cogen el coche para ir a todas partes, en una ciudad pequeña, donde nunca llueve.
4 comentarios:
Querida Zbelnu: qué pena que tu tabaquitis haya quitado fuerza, para mí al menos, a un post de lo más cañero y veraz.
El tabaco es atroz: vivo arriba de una bar de gallegos no fumadores que, por la puta pela, dejan fumar a todo el mundo. Por ley no podrían hacerlo, pero como aquí todo es formal, y no mucho, ahí están ellos, jodiendo a los que vivimos arriba, que no podemos abrir las ventanas interiores so pena de intoxicación nauseosa.
Vuelvo al tabaco. Si no se fumara se podría oler mejor la mierda que nos zampan cada día en todas partes. No podemos atacar una medida noble porque nos afecta. Es que si no, todos los barceloneses que hacen oídos sordos a todo te podrían decir que el ruido es alegría, ¡y olé!
Pero a mí, Cacho, no me afecta tanto, yo paso días sin fumar o fumando uno, lo que me afecta es la sustitución, la hipocresía, que les sirva de coartada y pretendan convencernos de que se preocupan por nuestra salud, mientras autorizan todo lo tóxico y contaminante, mientras sea negocio. No lo soporto. Preferiría que las cosas fuesen claras. Es la cultura de las mentiras...
Los cambios climaticos y el medio ambiente en que vivimos juega un papel muy importante en el desarrollo de las enfermedades. La contaminación por el diésel que utilizan los automóviles aumentan las posibilidades de contraer la enfermedad del asma. También se debe indicar que el humo del cigarro es más contaminante que el diésel. Está demostrado que el humo del cigarro es un factor de riesgo en el desarrollo de la enfermedad del asma y del enfisema pulmonar.
No es verdad que el tabaco sea peor para el asma que la contaminación. Y hay una tremenda hipocresía en estas leyes antitabaco.
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